Hay cosas que saltan a la vista: las ranas, por ejemplo. Tampoco las letras se salvan de las llamadas dietas milagro porque a día de hoy se encuentran desmotivadas, han caído en una terrible depresión por el tratamiento inocuo y despreciable que le damos en los móviles, tablets y demás familia. Por eso cuando decimos: "eso tiene las letras gordas", estamos diciendo que las letras también tienen sobrepeso como yo, como mi cuñado y como tanta, tanta gente. Y eso duele. A mi me duele que las letras tengan sobrepeso, estoy por hablarles de la famosa dieta Dunkan. A ver si se afinan y pueden plantarle cara como sílfides a la Wikipedia. Anda que, ¡vaya muestrario de tonterías que estoy diciendo! ya me vale, con más de cincuenta tacos, autónomo de perfil bajo?¡mira que soy capullo!.
Lo de la cremallera del título. Yo entiendo que haya problemas muy importantes en el mundo, pero hay cosas a las que no le damos el valor debido. Por ejemplo, ¿quién inventó la cremallera?. Tengo que entrar en internet para documentarme porque este invento nos cambió la vida, como la luz eléctrica o el teléfono. Ustedes párense a pensar cuántas cosas necesitan cremallera para funcionar en la rutina diaria. Y las utilizamos de forma inconsciente, sin darnos cuenta. Por eso no valoramos su eficacia para resolver problemas fundamentales de nuestra existencia. En los hombres, lo esencial: la bragueta. Si los pantalones no tuvieran cremallera, lío pero gordo, ¡ríete tú de las conversaciones para formar nuevo gobierno!. Y cuando la mujer nos pide: ¿me subes la cremallera del vestido, por favor?. ¡ése es el momentazo de la cremallera!.
Y hasta aquí puedo contar.