OPINIóN
Actualizado 24/02/2016
Elisa Izquierdo

¿Qué es la intimidad? ¿Se come, se bebe, se muerde, se vomita? Porque últimamente creo que estamos perdiendo su significado, y debería ser preocupante, debería...pero parece que publicar lo que está haciendo uno ya sea más o menos interesante es completamente habitual. Una cosa es decir que qué bonito monumento acabas de visitar en tal viaje, o qué buena cena con tus amigos, incluso que no estás de acuerdo con lo que se dice en cierto programa, pero llegar a tal punto de contar el último vicio y cada momento que compartes con tu queridísima pareja ya es decir. A algunos parece no importarle el simple hecho de estar hablando más de la cuenta, aunque eso les perjudique más que beneficiarles, que cuanto más hay, más de donde sacar. O puro aburrimiento o puro dar que hablar. Y que la misma ligereza con la que se dice un comentario sin ánimo de ofender a nadie puede ser rebotada en respuesta con mil acusaciones impredecibles. Porque a saber qué interpretan, o qué has querido dar a entender tú dejándote llevar por el impulso de la inspiración instantánea.

 La libertad de expresión es una excusa muy fácil para aquellos que quieren alardear de tales ideales ya sean suyos o plagiados de otro, el caso es justificar con argumentos vacíos y con cualquier frase progre que parezca una revelación a los ojos de los que tampoco saben de qué va el tema. También hay quienes la emplean como comodín perfecto para expresar cualquier emoción real o imaginaria a los cuatro vientos,ya sea instagram, facebook, twitter o snapchat, y si va con foto que provoque  alteración y debate sobre lo que es indecente y lo que no, mejor. Pero lo preocupante no es que esto se haya convertido en algo normal, como ir a comprar el pan, si no que aparte de normal no se considera peligroso. Y no lo es, diréis, pues claro que no, lo que si tiene su riesgo es no saber hacia dónde van a parar todos esos historiales de locuras y no locuras. Que si un dia te presentas con un currículum intachable y ajustado perfectamente al perfil  que se requiere lo mismo el entrevistador en vez de escucharte está mirando las imágenes y comentarios de tu red social, de aquel año, de aquel dia, con aquella gente, y no, eso no es intachable, es una tachadura. Next. 

No hay nada cubierto, absolutamente nada, con solo un clic pueden abrir el cajón de lo que viene llamándose basura, al menos desde una visión profesional. Y eso no es algo que decida la libertad de expresión, sino más bien la libertad de exposición, a la que nos sometemos queramos o no, en el momento que decidimos subir nuestra última experiencia al tablón. Que lo que falta no es conciencia, porque la hay, y más después de tantos casos que salen dia tras dia de inocentes y no tan inocentes que se han metido en el charco de la contra-intimidad. Lo que falta es un poquito de vergüenza, y aún más, dignidad, sencillez y cultura. Que porque te hayas gastado cien y pico euros en rebajas no hace falta que lo publiques con aires de poca modestia, o si acabas de compartir el segundo más tierno con tu novia no es necesario que saques el móvil para decir 'he aquí nuestro besito' A cualquier cosa le ponemos la etiqueta de esto o lo otro como si no fuéramos uno entre un millón, y bueno, mientras haya varios 'me gusta' qué más da. Pero hay que recordarse algo: los instantes especiales son los que precisamente tendrían que ser guardados por nosotros mismos, para que no sean mancillados o simplemente desquitados de nuestra personalidad. Porque hay cosas que dejan de ser únicas en cuanto más de uno las imita a modo 'postureo', y para los que aborrecen las modas debe de ser una carga tener que encontrase a su paso los síntomas de repetitividad que éstas dejan tras de sí. Y luego se critican famosos, políticos y demás farándula que meten la pata con una falta ortográfica en un 'tuit', pero habría que mirarse la propia coherencia y la cantidad de contradicciones que podemos reproducir sin darnos cuenta. En el fondo todos somos esclavos, aunque pensemos que hemos nacido conociendo cada recodo del mar de la información es más bien la información la que nos conoce a nosotros, a la que no se le escapa nada. ¿Qué tenemos que perder en esto, si aparentemente es insignificante nuestro papel? En teoría lo es, pero si en vez de desperdiciarlo siendo un simple 'usuario de', somos personas de carne y hueso, y como tales preservamos lo único con lo que podemos ser auténticamente libres, la intimidad, entonces podríamos ser más dueños de lo que nos pasa. Al menos un poco más. Porque nos podrán robar de maneras distintas, pero la intimidad de la vida, la intimidad del trabajo, de tu familia y de algún que otro amigo si apuramos, eso, es de las pocas cosas que aún podemos impedir que dejen de pertencernos. La libertad y la intimidad además de derechos son una responsabilidad, y hasta que no lo aceptemos, no podremos hacernos cargo de lo que ello supone.

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