El Amor busca un asilo?un lugar de reposo en la tierra?
Busca a los pequeñitos para hacerse un "Cielo de Amor" en sus almas.
Thérèse Desandais, ¡Centellitas!...
Metidos ya de lleno en el año de la Misericordia propuesto por el Papa Francisco, quisiéramos recordar al Padre Arintero, místico dominico que difunda en España el culto al "Amor Misericordioso". El 20 de febrero se cumplieron 88 años del fallecimiento de este fraile dominico residente en el convento de San Esteban de Salamanca, enamorado de la ciencia y como Santo Domingo, discípulo de la Verdad.
Tomo algunas palabras de Olegario González de Cardedal, en su Entraña del Cristianismo, cuando comenta los grandes acentos de la espiritualidad de Occidente, a veces extremos. Por un lado el "omnipotens Deus", prevaleciendo un fuerte sentido de la transcendencia y llegando a ver a Dios como un juez opresor del ser humano. En el otro extremo acentuado por el pueblo y no por los filósofos está el "misericors Deus", hasta convertirlo en un Dios a su medida, llegando a desnaturalizar a Dios con oraciones para conseguir nuestras pretensiones. Desde Descartes a nuestros días se ha subrayado en exceso el "omnipotens Deus", con un fuerte acento racionalista desde el pensamiento. En este contexto surge la voz de Teresita de Lisieux, dando un vuelco a esa tendencia, bien por necesidad personal o instinto religioso, descubre que lo esencial de la Biblia, es el amor misericordioso. Sin ninguna formación teológica entró de lleno en la "entraña del ser cristiano", no era la exigencia de Dios, sino el amor sin medida que Dios nos da: "En la tarde de la vida, apareceré en tu presencia con las manos vacías, porque no os pido, Señor, que contéis mis obras. Todas nuestras justicias son manchas ante vuestros ojos. Yo quiero revestirme de vuestra justicia y recibir vuestro Amor la posesión eterna de Vos mismo? A fin de vivir un Amor perfecto, yo me ofrezco como víctima de holocausto a vuestro amor misericordioso?"
En nuestro país, el gran difusor de la devoción al "amor misericordioso" será el Padre Arintero, no hacía falta desarrollar una nueva espiritualidad, sólo tomar de la Biblia el núcleo mismo de la revelación. Dios es Enmanuel, un Dios-hombre por nuestros pecados, es misericordia, ternura, amor, fidelidad. En 1922, llegará a las manos del Padre Arintero un opúsculo en francés que traducía por "Centellitas ¡El don de Dios! O los secretos del amor Divino", al leerlo observó que en él se contenía la esencia evangélica del amor misericordioso. Este pequeño escrito pertenecía, como nos ha enseñado recientemente Fr. Rafael González Blanco, a la mística francesa Marie-Thérèse Desandais. "Librito verdaderamente digno de los nombres que lleva; sus líneas son, en efecto, como centellitas capaces de producir incendios de amor divino?" (La Vida Sobrenatural, 1930). En la madurez de su vida desarrollará sus tres grandes amores: el amor misericordioso (1922), la revista Vida Sobrenatural (1921) y la fundación del monasterio de clarisas de Cantalapiedra (1920).
El Padre Arintero nace en Lugueros, en León, el 24 de junio de 1860. Vistió el hábito dominico en el Convento de Corias (Asturias) en 1875, haciendo profesión al año siguiente. Sus estudios Eclesiásticos los realizará en Vergara, Corias, Valladolid, Roma y finalmente en Salamanca. Esta ciudad, también cursó la carrera de Ciencias físico-químicas en la Universidad de Salamanca, obteniendo el título de Licenciado. Sus primeras obras serán de carácter apologético, como El Diluvio Universal, La evolución y la filosofía cristiana, la Providencia y la evolución y finalmente, Desenvolvimiento y vitalidad de la Iglesia. En esta última obra se empieza a producir un cambio de mentalidad, abandonando las ciencias por la mística. Un cambio radical, será el camino nuevo que seguirá el Padre Arintero con obras como el Cantar de los Cantares, Cuestiones místicas, Grados de oración y La verdadera mística tradicional. Desde esta nueva realidad mística, fundara la revista, todavía existente en la Orden dominica, La Vida Sobrenatural, propagándose por todo el mundo. La Orden condecoró al Padre Arintero con la máxima distinción, concediéndole el título de Maestro en Sagrada Teología.
Entre muchas de sus tareas realizadas como profesor y teólogo, se dedicó con entrega a traducir los escritos de P. M. Sulamitis (Marie-Thérèse Desandais) y a difundir la devoción del Amor Misericordioso en los últimos años de su vida. Vieron la luz los primeros artículos: "Los amigos de Jesús", Pacto de Amor", "El amor Misericordioso, etc. Esta difusión no sólo la realizará con escritos en Vida Sobrenatural o en conferencias, también a través muchos los folletos y hojitas por todo el país. Los contenidos de esta devoción, su autoridad y competencia en esta materia, hizo prosperar esta devoción, sobre todo en Madrid. En una de sus cartas a la mística francesa afirma que?Dios sea bendito que así quiso servirse de nuestra pobreza y miseria para enriquecer a tantos sedientos de la justicia que así ansían por beber en la fuente del Amor Misericordioso? En los últimos días de su vida, cercana ya la muerte, cuando hacía oración, sus ojos se clavaban en el cuadro del Amor Misericordioso, regalado por la mística Thérèse Desandais. Siempre lo tendrá a la vista hasta los momentos últimos, una vez fallecido se lo colocaron en el pecho, sería un 20 de febrero de 1928.