OPINIóN
Actualizado 22/02/2016
Charo Alonso

Que sí, que a mi alrededor se caen los árboles del bosque en el que vivo, por eso me desarbolo lentamente, con esa constancia que da el tiempo, el tiempo implacable, ese que le da edad a mis inmortales y claro, por eso se me va Chirinos, se me va Rosario Ferré, una escritora puertorriqueña a la que leía con fruición? y se me va Umberto Eco.

   Aún recuerdo el regalo infinito de comprar El nombre de la rosa y caer rendida ante una historia y una prosa magistrales. Aún recuerdo ir a ver la película con toda la cautela del mundo y salir diciendo que me gusta tanto como la novela, porque ambas son distintas y fantásticas en lo suyo, y que gusto explicarle a mi chico, un hombre inteligente, curioso, despierto, que el monje que guardaba la biblioteca es ciego y se llama Jorge, como Borges? No hay nada mejor que compartir lo que uno ama con aquellos que ama.

   Y a todo esto, la charra que soy decide que va a buscar un viejo libro y nada, que me encamino a Cervantes yo que no soy clienta pero sí de esas salmantinas que dicen que si no está en Cervantes es que no es libro? y claro, una se piensa que la liquidación va a durar siempre, y se da con cristales envueltos en papel, carteles de cerrado y toda la inocencia del mundo que estalla ante la evidencia. Y es que nos desarbolamos? una puede saber las cosas, pero darse de bruces con ellas es otra cuestión. Y nada, que me doy la vuelta con la misma tristeza con la que asisto a un final de ciclo, a una jubilación que no me creo, a una muerte que golpea, a un divorcio que no espero? la vida es así, un movimiento que a veces acuna y a veces, te tira al suelo.

   La Salamanca que cambia y se mueve me devuelve al paso de los días y los actos del barrio del Oeste que también se desarbola, como debe ser, porque los cambios allí son de colores, de alegría, de participación, de penita porque detrás del edificio de las caras, Fernando había hecho una fotografía excelente de una pieza escultórica sostenida en una negra pared que ahora va a ser derruida. Panta rei. Todo se mueve, todo cambia, todo se enriquece? y yo, un poco más triste, un poco más sabia, me muevo por la ciudad como si no tuviera edad, que la tengo, como si no hubiera mañana, que también? y ganas me entran de hacerle una foto fija a este momento y decir? ay? que cerraron Cervantes y creo que fue ahí, justo ahí, donde yo compré la primera edición de El nombre de la rosa.

Charo Alonso

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez

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