Lista la Espe que se ha visto muy comprometida en la comisión anticorrupción, y en la que ni su labia ni su picardía ni su astucia podían ganar la partida a unos señores de Podemos bien educados pero menos corteses que los 'caballeros' del PP.
Llegados a este punto Esperanza entona su 'mea culpa in vigilando' y de esta forma se afora mucho más elegantemente que la hortera de la Rita 'diputándose' en el Senado
Dimisión envenenada que deja a Don Mariano desarmado y deprimido, sin saber que hacer, una vez más, colorado como un tomate ante una compañera de clase díscola y pizpireta que se come con patatas al estudiante empollón, soso y más parado que el barco de Chanquete.
La condesa de Bornos saca su abolengo de noble de España y el desparpajo de su tío Jaime para salir airosa in extremis, de un despacho en Génova que empieza a oler a mierda y que ya no le mola, ahora que ya no pueden seguir ambientándoselo con Chanel número 5.
Las tablas, cuna y gracejo de esta señora, que tantos momentazo nos ha dejado, desde sus calcetines con sandalias modelo Bombay, a sus huidas policiales en la Gran Vía, pasando por los sustos en autogiro, no permitirán que nos quedemos con una imagen suya como con la que nos vamos a quedar de otros a los que vemos o al menos esperamos ver tras lo barrotes de un celda, sin maquinilla de afeitar o sin serum antiarrugas.
Ella quedará en el recuerdo como simpática, ocurrente, lista y con más tablas que el somier de Pavarotti.
No descartemos que los avispados de Podemos la fichen para montar teatros de títeres con libreto de Don Ramón del Valle Inclán o cabalgatas de Reyes vestidos de Oscar de la Renta.
Mucha jeta pero mucha gracia, que lo cortés no quita lo valiente, tiene y tendrá esta señora más castiza que la calle de Alcalá, y que ahora, como siempre por libre, deja huérfano al PP del único 'animal' político que tenían.
Qué pena del PP que ha perdido hasta la 'Esperanza'.