Dentro de poco tiempo tendrá lugar el Congreso Confederal de UGT que cambiará de secretario general después de 28 años en el cargo. Confio que en ese Congreso se reflexione y se tomen medidas urgentes para reformar profundamente la estructura organizativa, pero también los objetivos y la estrategia del sindicato más antiguo de España.
Parece evidente que el sindicalismo español sufre una profunda crisis derivada del cambio de modelo de trabajo, hemos pasado de una estructura industrial a un sistema basado en los servicios. Mientras la industria organizada en empresas medianas y grandes permitían una presencia sindical importante dentro de las empresas y al mismo tiempo salvaguardaban al trabajador a través de la negociación colectiva. El nuevo escenario económico centrado en los servicios y el sistema financiero ya no necesita concentrar a miles de trabajadores en centros fabriles, al contrario crecen los autónomos y las pequeñas empresas y la capacidad de presión sindical se reduce notablemente. El resultado es la debilidad de la actuación sindical clásica centrada en grandes empresas y administración pública con la consiguiente crítica injusta de muchos trabajadores que se consideran abandonados.
Por otra parte, no solo ha cambiado radicalmente el tipo de trabajo, sino que debido a las transformaciones tecnológicas y a las nuevas necesidades de la empresa, junto con las sucesivas crisis económicas en todo el mundo, el trabajo para toda la vida ha desaparecido. Vivimos tiempos donde el trabajo precario es cada vez más amplio, mientras el fijo se reduce considerablemente.
Ante esta situación, el margen de acción sindical se reduce considerablemente y más utilizando las armas tradicionales de defensa sindical como han sido la huelga y la manifestación, ya no vivimos en el siglo XIX.
En estos nuevos tiempos esas armas apenas sirven para defender los derechos de los trabajadores, es necesario reinventarse, tanto a nivel de objetivos, como de tácticas de lucha.
Hay que afirmar bien alto que si no hubiera sido por los sindicatos españoles la situación de los trabajadores sería infinitamente peor. Ahora cuando la derecha política y social y los nuevos iluminados de cierta izquierda cargan contra los obsoletos sindicatos conviene decir alguna verdad, la legislación laboral española es una de las más proteccionistas del mundo gracias a los sindicatos.
Si en la situación de crisis que padecemos no existieran no habría habido recortes profundos en la legislación laboral, sino probablemente no quedaría legislación laboral alguna o sería tan reducida como la de Estados Unidos.
Ahora que hablamos de refundar los partidos y el propio sistema político para hacerlo más cercano a la ciudadanía, es necesario que los sindicatos y sus afiliados apuesten igualmente por refundarse para defender al trabajador del siglo XXI.
Un trabajador que no va a permanecer siempre en la misma empresa, que cambiará de trabajo y de región, e incluso de Estado, atento a los cambios tecnológicos y a un reciclaje permanente donde la formación continua será fundamental. Es imprescindible globalizar la acción sindical, sacarla de los límites estatales para en un mundo globalizado ser capaces de luchar por la defensa de los trabajadores en un mundo cambiante.