Al observar este agujero en la calle Pinzones me reafirmo en la idea que tengo de las obras de esta ciudad: el olvido. Resulta q
ue llegan al lugar los obreros, levantan el asfalto, arreglan la avería, tapan, colocan una valla para que fragüe el hormigón y se marchan. A lo largo de unos días, la valla va y viene, la mueve un conductor, la patea el gamberro y desaparece. Todo muy normal.
Pero pasa el tiempo y "el burajo" permanece, olvidaron que es necesario rematar la faena, echar la correspondiente capa de asfalto. Cuánto tiempo pasará hasta que se den cuenta es la cuestión y lo que muchos ciudadanos nos preguntamos, porque este caso no es único, los abandonos proliferan por toda la ciudad.