En 1971, concretamente en Vancouver, Canadá, surgió un movimiento que, en boca de uno de sus creadores, no pretendía crear una organización sino hacer una auténtica revolución cultural. Un grupo que reunía a activistas antinucleares canadienses, cuáqueros y objetores de conciencia estadounidenses, refugiados en Canadá para no participar en la guerra de Vietnam, y que empezaron con el nombre de Comité "No provoquéis un maremoto". En sus reuniones, uno de los miembros siempre terminaba con el saludo "peace", paz, hasta que otro compañero respondió, "sí, pero que sea una paz verde", dando lugar al nombre de la Organización No Gubernamental bandera del movimiento ecologista: Greenpeace. Una organización que, aprovechando el latir existente en la sociedad, quiso atraer la atención hacia un problema que atañía a todo el mundo, como el de los derechos sociales o el de las mujeres.
Que su primera intervención, intentar interrumpir en barco un ensayo nuclear de cinco megatones que iba a perpetrarse en Alaska, por orden del presidente Nixon, fue un fracaso, pues no consiguieron acercarse, todo el mundo está de acuerdo, pero un fracaso que se convirtió en un rotundo éxito, siendo recibidos como héroes al volver a casa. Y es que, cosa simple, se trataba de crear una buena historia que fuera contemplada por la máxima cantidad de gente en el planeta, se trataba de, según Bob Hunter, creador del movimiento, "montar un buen show" para atraer a los medios de comunicación. Si un perro muerde a un hombre no es noticia, pero, al contrario, sí lo es si el hombre muerde al perro, es decir: "salvar ballenas no es una historia, un grupo de gente jugándose la vida para salvar una ballena sí es una historia". Y, gracias a interponer las lanchas entre los arponeros y los cetáceos, atrajeron a todos los informativos mundiales, provocando una moratoria internacional en la caza de ballenas.
Un grupo de jóvenes jipis, había logrado cambiar el mundo con su eslogan: "pon tu cuerpo donde tengas la boca". Con una experiencia en navegación nula, pasándose la mayoría del viaje mareados, no habían podido evitar la prueba nuclear, pero habían despertado las conciencias de la población mundial sobre los peligros de la energía nuclear. De hecho, decenas de miles de manifestantes bloquearon, durante días, la frontera entre Estados Unidos y Canadá, hasta que este último gobierno anunció que se detendrían las pruebas en la zona, hoy una reserva de gran valor ornitológica por las importantes colonias de aves marinas que anidan allí.
Obviamente, nuestro país siempre va décadas atrasado en la mayoría de los temas, y este no iba a ser el único. Hubo que esperar hasta el año 82, aunque la organización no existiese como tal, para contemplar su primer acto, impidiendo el vertido de bidones radiactivos en la fosa Atlántica, a 300 kilómetros de la costa gallega, que se iba a realizar desde un mercante holandés. Cada cierto tiempo, en todos los temas que nos conciernen directamente, por mucho que se le asigne únicamente el adjetivo de ecologismo, siempre vemos las pancartas desplegadas con el nombre de estos "guardianes del planeta", presentando batallas que, como granos de arena, están haciendo de nuestra Tierra un lugar más habitable. Este es un pequeño homenaje para todos sus integrantes? ¡Gracias por estar ahí!