OPINIóN
Actualizado 05/02/2016
Luis Marcos del Pozo

Todos los que cada día nos arriesgamos, sea en el aspecto que sea, para llevar la satisfacción personal a su estado de gloria, al climax, y para ello ponemos en la bandeja lo mejor que llevamos dentro, podemos caer dónde yo he caído: "el pozo de la lesión".

Perdonen que "casi" me repita en el tema, pero las palabras son una vía de escape a las horas muertas entre una sesión de recuperación y la siguiente.

Lesión, dique seco, palabras que tratan de hundirnos en un estado de impotencia, palabras que ordenan a nuestro cerebro que elimine las ganas y la acción, palabras que se combaten desde la ilusión y el objetivo de superación.

Despues de haber pasado un calvario en una lesión anterior, ahora estaba degustando y saboreando instantes de gloria personal,(incluso la velocidad me despeinaba, harto difícil con mi calvice),momentos de amistad, pasión por el deporte, disfrute,...hasta que llegó el susto, porque esta vez no ha sido "muerte".

Se me ponen los pelos como escarpias cuando recuerdo el momento,con las sensaciones y el sonido interior de arrancamiento; pero la vida sigue su curso y aunque suene "masoca" la ocasión está mereciendo la pena, pues el hecho no me ha atollado en las profundidades de las paranoias y preocupaciones , sino que ha terminado despertando definitivamente , esa parte de mí que grita constantemente ¡ sueña, disfruta, vive !

El estar y sentirte vivo, el ver  y disfrutar de todo lo que sucede a tu alrededor, da una energía que no es comparable con ningún gel energético, pero para encontrarla hay que atravesar puentes y desiertos como los que uno ya ha pateado y ser un cazurro y eso yo lo llevo en los genes y en el DNI.

Ver cómo los demás hacen aquello que a ti tanto te gustaría hacer  es uno de los mayores dolores que tiene el lesionado, envidia sana se podría llamar. Sentirse un inútil a los ojos de los demás, aunque nuestras muletas rocen las paredes y el levantarse rápido no este en nuestro diccionario, podemos hacer alguna cosa, aunque solo sea para devolver la ayuda recibida.Otro síntoma que todo culo inquieto padece es la necesidad de subirse por las paredes cuando no existe una metadona para los enganchados al deporte, mete a un cóndor en una jaula y veras de qué hablo.

Parece fácil todo esto que digo, pero la verdad es que cuando uno arrastra días de parón la realidad no es tal. El curso de la vida sigue, pero no como me gustaría y estaciones que estaban marcadas en el itinerario ya las he pasado y el tren no para. Por otra parte miles de planes, lecturas, músicas que nunca me da tiempo ha hacer  están más cerca que nunca.

La gravedad de la lesión, lo estrictamente físico , no es lo que me hace ( más bien me hizo) estar dolido, triste, alicaído en este periodo de dique seco. Era la actitud que mostré (solo por momentos) ante la situación. Despues, opté por hacerme amigo de mi imaginación, de las buenas vibraciones, de la gente que suma, de...y me sorprendió como la diversión llegó sola junto a una amplia sonrisa rodeada de muchas carcajadas.

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