OPINIóN
Actualizado 04/02/2016
Agustín Domingo Moratalla
Hace unos días la revista Forbes presentó una lista con los jóvenes menores de 30 años más influyentes del mundo. No todos eran cerebritos de la economía, el comercio o las finanzas, también había talentos emergentes en el arte o la salud. Entre todos ellos hay nueve de nacionalidad española y uno de ellos en el ámbito de la salud. El Doctor César Velasco Muñoz, que en la actualidad ejerce como subdirector médico del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza, ha sido uno de los seleccionados.
 
Este doctor forma parte de una generación de médicos que lideran el cambio en la asistencia sanitaria. Especializado en Medicina Preventiva y Salud Pública, ha trabajado en numerosas organizaciones internacionales, entre ellas el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades o la Organización Mundial de la Salud. Hace un tiempo, esta organización creó una división para contener el ébola en Sierra Leona. Allí se fue a trabajar porque quiso hacer una epidemiología de campo. No tuvo miedo y fue a la zona caliente "para estar lo más cerca posible de la población, intentando así controlar la enfermedad de la manera más humana posible."
 
Estas palabras proceden de una entrevista que le ha hecho Carlos Herrera y los rectores deberían utilizarla en los procesos de admisión. En la entrevista no presume del valor que tuvo cuando decidió enfrentarse al ébola desde los niveles más próximos de atención sanitaria. En los cuatro minutos de conversación af
irma que tuvo la ocasión de aprender no sólo de los profesionales sanitarios, sino de todo el mundo.
 
Esta voluntad de aprender de todo el mundo y no solo de los especialistas sanitarios se completó cuando recordó que su trabajo de innovación se ha realizado gracias a equipos interdisciplinares e intergeneracionales. Reconoció que la generación del cambio y la práctica del talento dependen siempre de múltiples factores y no todos están relacionados con la fuerza de voluntad o sacrificio individual. También señaló algo de lo que deberían tomar buena nota quienes distribuyen los recursos para la investigación, las becas o las ayudas: estoy dispuesto a dar lo mejor de mí y a estar allí donde se me necesite.
Es poco habitual escuchar estas palabras en una generación de investigadores y jóvenes educados como señoritos satisfechos que se relacionan con la sociedad en términos de derecho y no en términos de generosidad, donación y responsabilidad. La verdadera clave del cambio y la innovación está más relacionada con investigadores arriesgadamente agradecidos que con agitadores activistas. César lo deja muy claro cuando recuerda la meta que se ha marcado en su vida: "cambiar un poquito el mundo, dar lo mejor de mi y mejorar la salud de las personas para que vivan más felices. Me gusta mucho aceptar nuevos retos, salir de mi círculo de confianza.
Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Talento para el cambio