En la mayoría de los casos el que emigra de su tierra quiere escapar de una situación a la que no le ve otra salida: si hay guerra huye de la violencia y de la muerte, si hay hambre huye de la violencia y de la muerte, si hay? huye de la violencia y de la muerte. Hablo de la emigración dura, la que afecta a millones de personas especialmente a cientos y cientos de miles de africanos repartidos por inmensos campos de refugiados desde los sudaneses y congoleños en Kenia hasta los sirios en Líbano, desde los tamiles en campos de la India hasta los somalíes de Jordania o los sirios, afganos e iraquíes en Turquía o los saharauis en Argelia. Y así hasta más de 50 millones de refugiados asentados en dramáticas condiciones por rincones de medio mundo.
Todos ellos huyen de algo, las más de las veces han intentado escapar de guerras civiles perdiendo casi todo desde la familia hasta la casa y las tierras. Y otras veces huyen simplemente del hambre, a la que se ha llegado en la mayoría de los casos tras una guerra civil que lo ha destruido todo: convivencia civil, familias, infraestructuras, cultivos, redes comerciales, centros educativos y sanitarios? y no queda nada ni para la subsistencia. El que puede escapa. Con todo derecho.
La solución de los Campos de Refugiados, tan necesarios y vitales en primera instancia para salvar la vida y tan inevitables una vez que llega el hambre y la guerra, debería ser una solución sólo a medio plazo. Pero se asientan, se agrandan y se consolidan sea en Kenia o en Pakistán, en Turquía o en Chad. No tienen salida, sólo el inmenso trabajo de mantener con media vida y algo de salud a millones de personas sin otra solución. ACNUR o el JRS (Servicio Jesuita de Refugiados) y otras muchas Organizaciones lo saben muy bien y lo sufren cada día hasta extremos inimaginables para la tranquila y próspera Europa.
Por todo esto son cada día más las voces y cada día lo dicen más alto que el único remedio solvente y sólido es el trabajo en los países de origen, creando paz en Sudán, cubriendo Somalia de proyectos de desarrollo y gestiones de pacificación tribal, haciendo paz y fuentes de bienestar en Afganistán, no malmetiendo en la República Centroafricana y a la vez organizar uno tras otro, inteligentemente, proyecto tras proyecto para desarrollar un nivel humano de vida que haga posible el pan de cada día y la salud cuando haga falta. Es sanar heridas y hacer crecer espacios de convivencia humana para que nadie tenga que huir para salvar la piel o la vida. De forma que el que emigra, con todo su derecho, lo haga voluntariamente para mejorar la vida y buscar otros espacios donde organizar su vida.
Es un trabajo lento, a largo plazo, con sentido global, muy generoso, calculado profesionalmente y realizado con rigor, sin atender a razas, intereses, geopolíticas, ideologías ni religiones? No hay otro camino para el futuro humano de millones de personas; si no lo hacen quienes deban hacerlo seguirá aumentando la masa humana que huye a donde sea con tal de comer pan, beber agua y estar en paz. Y así por los siglos de los siglos y cada vez más.
Y al pensar en esto me venía a la mente el trabajo, mucho y en general muy bien hecho, de Organizaciones como Manos Unidas, y como ella otras mil, que en el mundo van haciendo eso: sembrar condiciones humanas tales que nadie tenga necesidad de huir para poder llevar una vida digna. De esta forma Manos Unidas, en la que trabajo desde hace 50 años, y como ella otras muchas en Salamanca, en España y en el mundo, financiando y asegurando proyectos de desarrollo humano en medio mundo detienen la huida de cientos de miles de personas cada año. Es la batalla más hermosa, cargada de humanidad, contra la huida y la emigración por miedo, hambre o supervivencia. Y la más eficaz. Son cientos de miles cada año, pero ni se ven ni se cuentan ni salen en telediarios, pero son muchísimos más los rescatados con proyectos previos que los huidos o acogidos.
Habrá que acoger a los emigrantes que llegan desde el sur por el Estrecho o desde Europa si es que hay reparto desde la Comunidad Europea, sin duda y con las garantías máximas y hasta sin discriminación entre unos y otros, pero lo más urgente cada día, lo más eficaz a corto plazo y lo más solvente a plazo largo es? el trabajo ?desarrollo, convivencia humana, educación y salud, derechos humanos, agua y agricultura, estructuras sociales estables, integración tribal, etc?- en los países de origen. Ahí está la clave.
En los próximos días Manos Unidas nos hablará de todo esto a través de distintas voces y medios. El Día del Ayuno y el Bocata están a la puerta? Que al escuchar esa voz pensemos en todo esto. Por eso existe y habla.