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LAS VILLAS
Actualizado 25/01/2016
Redacción

VILLORUELA | La representación nº 107 de 'Teresa, la jardinera de la luz' encandiló a los vecinos de la localidad de Las Villas (GALERÍA DE FOTOS)

Siempre se ha dicho que la calidad de la materia prima a la hora de elaborar un producto, es fundamental. El resultado final de la preparación y puesta en escena de "Teresa, la jardinera de la luz", parece adscribirse a esta teoría de forma indudable.

La gran altura, de carácter profesional, que están demostrando los componentes del grupo teatral Lazarillo de Tormes con la representación de esta obra parece indiscutible. Con Denis Rafter a la cabeza como guionista y director, y Javier de Prado como productor y "alma mater" del proyecto, "Teresa, la jardinera de la luz", sigue imparable recorriendo los caminos que la llevan allá donde muchos pueblos y ciudades se interesan por ella. La representación número 107, ha tenido lugar este pasado domingo, 24 de enero, en Villoruela, como regalo de clausura de las fiestas de san Sebastián, que el pueblo se ha hecho.

            Villoruela es un pueblo salmantino, famoso en toda la Comunidad por su artesanía del mimbre. Sus habitantes y todos los que la conocen prefieren hablar de la mimbre, como si el femenino le otorgara un carácter más cercano, cálido o acogedor. Los habitantes de esta localidad llevan muchos años entregados a la fabricación artesana de preciosos objetos con este material. Hay que contar con unas manos entregadas con cariño y experiencia para que moldeen la mimbre y con paciencia poder crear y recrear cosas traducidas en belleza, por su sencillez y utilidad. Sillas, cestos, tan prácticos y entrañables en muchos hogares toman forma y casi vida propia a través de las manos de unos artesanos, que como anónimos artistas, los hacen formar parte del paisaje cotidiano de mucha gente. Hay calidad en el material y en la profesionalidad de los hacedores.

            En esta localidad de la mimbre, Villoruela, nuestra ya casi cotidiana obra, por lo familiar y conocida que resulta, no pierde, sin embargo, un ápice de sorpresa y emoción, que sólo consiguen las cosas bien hechas, y que por este motivo se convierten en clásicas e imprescindibles a lo largo del tiempo para aquellos que saben valorarlas. Y como de esto entienden mucho en Villoruela, "Teresa, la jardinera de la luz", ha supuesto para sus habitantes un fin de fiesta perfecto por el guiño, que este trabajo y el grupo que lo lleva a cabo, les hace en este sentido.

Supremo artesano

            Sabemos que el eje central de la obra, Teresa de Jesús, fue también un ser de excepcional factura. El material con el que el Supremo Artesano elaboró su vida, era inmejorable también. Sin duda el mismo material con el que todos fuimos creados. Y sin embargo, el resultado en Teresa ha sido de primera. Quizá fuera así porque esta mujer entendió que estaba hecha del mismo material que el hombre, Hijo de Dios, que vino al mundo y vivió entre nosotros para explicar lo único importante para el ser humano, el amor. Y como Teresa de Jesús llevaba a Jesús de Nazaret en ella, su vida se llenó de todo aquello que un amor absoluto concede: libertad, amistad, paciencia, humildad, obediencia, razón y sobre todo contemplación para llenar su espíritu de compasión en su amado Jesús que traslada a ella misma y a sus semejantes. Es la misericordia en estado puro. La palabra se hace carne así, y habitó en Teresa.

            Es particularmente sobrecogedor y a la vez simple el cuadro escénico en el que las hermanas carmelitas que la defienden a fuego a lo largo de toda la obra, nos van declamando como en una letanía todas estas palabras que según Teresa reflejan la esencia de Dios en nuestra alma. Porque "Teresa, la jardinera de la luz", es un compendio de cuadros estéticos, bellos en su forma, pero que sostienen un texto, bello también por su autenticidad y sencillez, dotado de una gran fuerza y originalidad. No podría ser de otra manera si de lo que se trata es de acercarse a la carmelita. Sabemos lo apropiado que resulta para esta obra, tener como marco escénico los altares de las iglesias; y no sólo porque apoyan el argumento, sino por la carga de energías emocionales que estos recintos sagrados ofrecen a creyentes y profanos, conscientes todos, de la importancia de este dato. Hablar de una vida con fuerza necesita del apoyo de la fuerza de muchas vidas, y las iglesias, de forma secular nos han reunido en torno a lo mejor y peor de nuestras existencias.

            La fuerza de esta monja carmelita del XVI, se refleja en el grupo de hermanas que acuden en las postrimerías de la vida de la madre a Alba de Tormes para acompañarla en estos últimos momentos. Y sin embargo tienen que perder este precioso tiempo en enfrentarse a un padre dominico, enviado de la Inquisición, que sólo pretende averiguar cualquier cosa sobre Teresa que la haga sospechosa de ser enemiga de la Santa Iglesia Católica. Ir descubriendo a lo largo del montaje, que no necesita ser defendida porque Dios está en ella, y gracias a ello en todos los que la conocen, acaba con los argumentos de este hombre, rendido finalmente ante la evidencia. En torno a esto se nos da a conocer los mimbres que construyen la vida de Teresa para hacer de ella el ser excepcional y a la vez tremendamente humano que era. Divinidad y humanidad como la que tuvo su amado Jesús de Nazaret. Luchó como Él por los desfavorecidos de la tierra, en este caso los de su época, como las mujeres, a las que enseñó a vivir libres a partir de una nueva forma de espiritualidad. Para ello se convirtió en la reformadora de su orden.

Los villoruelenses, cómplices

            Como dato anecdótico hay que señalar el momento del montaje en el que los villoruelenses, se sienten cómplices de lo que sucede en escena. A pesar de que se hacen varias referencias al rey Felipe II, en un momento determinado una de las monjas lee una carta de Teresa dirigida al monarca, en la que se percibe la familiaridad con que a él se dirige. Esto da idea de la categoría de esta mujer, para la que todos los hombres están a la misma altura. Y es que un rey también puede nacer en cualquier punto del camino si así lo dispone la naturaleza. Una leyenda, posteriormente desmentida por documentos reales, habla del posible nacimiento del gran Felipe II, en Villoruela. Se creía que la reina, su madre, se puso de parto durante un viaje, y el pueblo de la mimbre fue testigo del nacimiento del monarca coetáneo de Teresa. Cualquier camino puede acoger una vida sea cual fuere su origen. ¿No nació el Hijo de Dios en una cuadra de Belén, durante un viaje de sus padres?

            Villoruela celebra también la festividad del Carmen, patrona de las gentes de la mar, que al igual que las de este pueblo, hablan de su medio de vida en términos femeninos. La mar y la mimbre son, como Teresa, algo cercano, enraizado en la vida por lo esencial que es para los que de ella saben. Pues se trata de vivir, de construir juntos. Y una localidad como esta, unida siempre en todas sus actividades, sean o no de ocio y que sabe de la importancia de los elementos para crear un todo, Ha aplaudido con emoción en su parroquia de san Pedro, la puesta en escena de "Teresa, la jardinera de la luz". Los mimbres que constituyen el grupo teatral Lazarillo de Tormes, han conseguido crear un cesto redondo en el que todo tiene cabida.

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