Cuántas piezas disformes trazan el 'puzzle' de la actualidad. Qué complicado es encajarlas y qué difícil configurar con ellas alguna figura que nos de a todos algún sentido, que convierta la realidad que vivimos en algo digno de ser vivido, de configurar algún cosmos, por pequeño que sea.
Todo parece naufragar y parece que nada encaja. Naufragan y mueren ahogados en el mar Egeo los niños sirios que huyen con los suyos de la guerra y de los bombardeos. Pero nos da igual, porque sentimos que eso no va con nosotros, que no nos afecta.
Naufraga el sentido de la convivencia y de esa mínima solidaridad para con el prójimo, para con esos otros que viven en la precariedad, cuando cerramos fronteras, cuando levantamos muros (nunca ha habido tantos muros en el mundo, como los que se han levantado tras la caída del muro de Berlín ?como lúcidamente indica el escritor alemán Hans Magnus Enzensberger), cuando ponemos zancadillas en el momento en que tratan de pasar y nos cruzamos con ellos (tal como hizo aquella bárbara ¿periodista? Húngara).
Naufraga la formación y educación civilizadoras, cuando un niño de once años se suicida, escribiendo una trágica carta a sus padres y a todos, porque le resulta insoportable soportar más el acoso escolar que sufre en su colegio (privado y concertado, por cierto) de Madrid. Y, por cierto, el acoso laboral entre adultos (en los centros de enseñanza, en las empresa, en los centros de trabajo...) es una realidad terrible que se está produciendo hoy en nuestra sociedad, y que, cínicamente, tenemos silenciada, como si no ocurriera. Y es un síntoma más de esa enfermedad moral que nuestra sociedad parece.
Naufraga la convivencia civilizada cuando, estos días, nuestros partidos políticos no están queriendo establecer diálogos francos y generosos para alumbrar un nuevo gobierno tras las elecciones generales; sino que todo son estrategias y tacticismos para mantenerse en el poder o ganarlo.
Naufraga nuestra sociedad con tantas corrupciones, con tantos hurtos al patrimonio de todos, con tantas obras faraónicas para cobrar, con tantos martillazos para romper discos duros de contabilidades be...
Cuántas piezas deformes e inservibles para ese 'puzzle' necesario de un dibujo mínimamente armonioso y con sentido que debiera arrojar nuestra sociedad, nuestro mundo, para que mereciera la pena una existencia digna que todos tendríamos que tratar de alcanzar.