OPINIóN
Actualizado 21/01/2016
Enrique de Santiago

   En  estos días, concretamente el día 17 de enero, hemos cumplido 20 años del secuestro de D. José Antonio Ortega Lara, funcionario de prisiones, militante activo del Partido Popular, único motivo del secuestro, y que estuvo en un zulo 532 días hasta que, el 1 de julio de 1997, un operativo de la Guardia Civil consiguió descubrir el escondite, evitar su asesinato y liberarlo de las garras de las alimañas que lo secuestraron.

  

Eran tiempos en los que España, la dignidad de un pueblo, se defendía hasta la muerte frente a quienes pretendían imponer sus planteamientos políticos por la fuerza. Eran tiempos en los que la democracia era un valor supremo que nos permitía luchar, sin más fuerza que la Ley, contra los violentos. Eran tiempos en los que la amenaza a un pueblo no se permitía y el gobierno ?fuere el que fuere- no cedía al chantaje terrorista. Eran tiempos en los que se anhelaba que la Ley, el Derecho, el Estado ganase a los que, cobardemente, asesinaban, secuestraban, agredían, amenazaban y subyugaban a todo un pueblo.

   Ortega Lara se convirtió en un referente para las víctimas del terrorismo, para los españoles, para toda persona de bien. Era, es, un hombre sencillo, con las ideas claras, con la paz del que ha vivido la muerte muy de cerca y durante mucho tiempo, con la mirada de quien tiene la postilla de una herida en el alma, pero ha superado el dolor, la angustia, el rencor y, con esfuerzo, ha sabido perdonar y sobreponerse a todo para seguir defendiendo los valores, las ideas, los principios que le hicieron sobrevivir.  A él se pegaron cual ladillas todos los partidos políticos, todos le usaron, manejaron y querían aparecer junto a él, no era sólo un referente, era un talismán en el que poner sus manos para obtener rédito político.

   Hoy, D. José Antonio no se ha movido un milímetro en la defensa de esos valores, de esos principios, de esos ideales; pero, ya, España es algo discutido y discutible; perder la vida por la patria algo obsoleto y ridículo; la unidad de la Nación una idea del pasado; la libertad, la democracia y el respeto al disidente tamizado por la sociedad y la Justicia que, en unas ocasiones, la violencia la considera un arma política legítima y se llama "escrache" y, en otras, un delito, sólo en función de quien lo realice. Y, cuando aparece D. José Antonio Ortega Lara, se dice que es de extremaderecha y que, por irse a VOX, es un traidor, indigno, como he escuchado yo de algún miembro del PP.

   José mis felicitaciones por ser como eres, por seguir siendo honrado y honesto con lo que crees, por la solidez de tus principios, por haber superado aquellos 532 días y recuperado a tu familia, a tus amigos, tu vida, por seguir creyendo en España y por mantener tu luz como faro de la dignidad de un pueblo. Gracias por liderar, en silencio, sin ruido, con tu presencia, un proyecto político como VOX..

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