OPINIóN
Actualizado 18/01/2016
Antonio Matilla

Difícil obra de misericordia. Y más en estos tiempos en que todos ?excepto los propagandistas políticos, publicitarios, marketinianos, vendedores de crecepelos para calvos, etc?- tenemos metido en el ADN del alma y la conciencia la obligación de no meternos en las vidas de otros y de respetarles escrupulosamente. La contradicción contemporánea nos lleva, sin embargo, cada vez más, a necesitar de consejo fiable acudiendo al médico de cabecera, al psiquiatra, al nutricionista, al entrenador personal, al asesor fiscal, al abogado matrimonialista, a un asesor financiero y de inversiones  de confianza, a este o aquel amigo que entiende de esto o de lo otro con el ánimo de tener éxito en aspectos fundamentales de la vida. Por no hablar de los atascos en las colas de los bancos o de la carnicería porque muchas veces el anónimo ?o conocido- dependiente o cajera, además de servirnos en el negocio, escucha nuestras cuitas y desahogos, porque decir en voz alta un problema que nos agobia es ya la mitad de la solución.

Pero hay cosas que se nos escapan: ¿qué decirles, llegado el caso, qué aconsejarles a unos padres que saben que van a tener un niño con síndrome de Down? Tal vez la pregunta está mal planteada y son ellos los que nos dan el testimonio de un amor gratuito, sorprendente, nada resignado sino permanentemente actual. Conozco varios casos en que el niño, o la niña disminuidos se han convertido en el centro de la familia, fulcro de la alegría, gozne de la vida familiar, manantial de sonrisa, garantía de humanidad a flor de piel, filón inacabable de amor, caudal de esperanza.

Esto del amor es un misterio, lo cual quiere decir que no sabemos expresarlo del todo y, ante todo, que no podemos dominarlo, sino que nos domina, si dejamos que ejerza su poderosa fuerza sobre nosotros y en nosotros. Y tal vez lo mejor, lo único posible no es aconsejar, sino dejarnos amar y asistir al misterio maravilloso del amor. Pero como los seres humanos somos preguntones y buscadores por definición, o por defecto, cuarenta poetas han intentado acceder a ese misterio de amor que embarga a las madres y padres de niños con síndrome de Down u otras discapacidades. Paquita Gallego, esposa de Antonio, poeta, abuelos de uno de estos niños, se ha tomado el dulce trabajo de perseguirles hasta lograr esta Antología dedicada a homenajear a los padres y madres de  niños con discapacidad y recogida en el libro "Luciérnagas del alma. Un libro para el amor".

En el salón del papel de la parroquia de La Purísima, el próximo viernes día 22, a las 20,30, Paquita Gallego, el poeta Antonio Ruiz López de Lerma y otros amigos nos presentarán el Libro "Luciérnagas del alma", homenaje a los padres de los niños con síndrome de Down u otras discapacidades.

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