Los juereles son una clase de pescado (creo que azul), que pescan en Mauritania y una asociación benéfica lo hace llegar al interior del país para luchar contra la "inseguridad alimentaria" (que sin eufemismos se llama hambre). He leido esta noticia en un periódico que por pura coincidencia daba otra también interesante para estos tiempos en que se nos dice que hay muchos millones de personas en el mundo que pasan hambre y a la vez en los medios de comunicación se nos presentan a destajo cocineros y cocineras, incluso en edad escolar, de toda raza y condición, haciendo exquisiteces en los fogones para suscitar las ganas de comer y hasta la gula. La noticia a la que nos referimos es que una cocinera francesa (los franceses siempre han tenido buena mano para la cocina), por más señas de origen marroquí, nacida en Versalles y llamada Dominique Creen, que después de mucho recorrido en este oficio culinario, ha abierto un restaurante poético en San Francisco. Lo ha llamado "Atelier Creen". Y es que es una cocinera con mano poética, porque hace unas "delicaesses" como para chuparse los dedos y presenta los platos como paisajes encantados. Para gente de postín. Y además les pone unos nombres... como: paseo por el bosque/ lo salvaje y lo frío/ foie gras y matices invernales/ el mar está en mi tan salvaje y misterioso/ saboreando la blanca y lujosa almohada/ toco la tierra y juego con su blanca luz lechosa. Vamos, que la carta es un poema para leérselo a los mauritanos que comen jureles.
París, día de los Reyes Magos, que aquí no se celebra.