OPINIóN
Actualizado 12/01/2016
Charo Alonso

No entiendo a la CUP, pero bueno, me temo que les pasa a ellos. Si alguien me explica cómo un partido antisistema se alía con uno de la más rancia burguesía catalana, pues nada, que lo haga, que quizás entonces entenderé por qué algo que no han dado las urnas ?Mas dixit- se resuelve a base de negociaciones en el último momento. La política es lo que tiene, es el arte de lo posible y ya, y que se lo digan a Pedro Sánchez, que no sabe qué hacer para convertirse en presidente del gobierno y no en secretario defenestrado de su partido.

         Uno no entiende nada de nada, por eso asisto a los prolegómenos del Caso Noos con cierta fruición, la España del pelotazo parece que se juzga, tarde, pero con la constancia que otorgamos a la justicia, esa que no sabe de apellidos, o sí, quién sabe. Por eso me detengo a pensar cómo podemos aceptar que un tipo tarde más de veinte minutos en anunciar que se marcha de la primera fila cargándose su propio partido y hasta al del vecino, esa CUP que se la tiene que envainar cediendo miembros ¿Lo han consensuado de forma asamblearia? Lo de Cataluña no lo entienden ni ellos aunque está muy claro que no sueltan el poder ni la posibilidad de ser independientes aunque eso suponga mantener una sociedad dividida y pasarse la voluntad de las urnas por el arco de triunfo. De todas formas, en un mundo donde se bombardean los hospitales, se hacen asedios medievales a ciudades sirias para matarlas de hambre y los narcos le dan entrevistas a actores se supone que éticos, no hay que sorprenderse de nada, si acaso de la lluvia que cae después de meses de sequía pertinaz e inquebrantable? o de la muerte de una estrella del pop en plena promoción de su último disco.

         La cosa tiene bemoles, pero siguiendo con lo que nos ocupa, la vuelta a clase nos sitúa en un espacio político inusual de interinidad y desconfianza, un tiempo interesante y en el que también podemos encontrarnos con lo más extraño, tipo CUP, o con aquello de resolver en el despacho lo que las urnas no han dado. Frase que, a este paso, se convierte en una verdad incuestionable y hasta punto de partida de futuros ritos de apareamiento entre partidos ¿Se lo imaginan? Un presidente de consenso sacado de no sé dónde para resolver la papeleta? esa, la papeleta de las urnas que no le ha entregado la mayoría a nadie. Si es que perdemos las buenas costumbres, dónde va a parar.

Charo Alonso.

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez.

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