OPINIóN
Actualizado 07/01/2016
Manuel Rodríguez García Marogar

Oro, incienso, mirra, estrellas, caminos, camellos, vaca, burro, pastores, riachuelos, musgo, corcho, luces, agua, no me cabe la menor duda de que, si el fútbol hubiera existido entonces, el Niño Jesús habría recibido de los Reyes Magos unos regalos imprescindibles: Un balón y unas botas de fútbol. Parecidas a las que a mi me dejaron de niño en el balcón, marrones color chocolate con leche, punteras duras, hiladillos blancos, tacos longitudinales para jugar en tierra, dos o tres números más largas que lo que requería mi pie infantil?  Eran del modelo que yo siempre había imaginado viendo las viñetas de Pieduro en la Revista Jaimito, qué bien jugaba aquel "pelopincho"?

Y el mejor balón con el que jugué en el patio de las Escuelas en Tejares ? Salamanca -, mi amigo Chuchi era su propietario, se lo habían regalado en la fábrica de tapones de caucho para hacer herméticos los frascos de penicilina. La mayor virtud de aquel balón es que no era esférico, muy flexible, botaba cada vez para un lado aunque amortiguaba sus reacciones por su propio material de construcción. Aquel "no esférico" era más bien un amorfo romboide, muy amable cuando le hundíamos la puntera en todo el centro geométrico y, por supuesto, menos dañino para nuestras cabezas que aquellos balones de badana donde se alojaba la vejiga del cerdo de la última matanza, cerrado con tiras de cuero endurecidas por la grasa de caballo con la que protegíamos su conjunto?

Los botes imprevistos y fofos, activaban nuestros reflejos pues la pelota no se mostraba franca en aquellos terrenos de tierra baldía, con carbonilla y pizarra repartidas por doquier, con el tiempo nuestra técnica acababa mejorando en el control y manejo de aquel amasijo de caucho. Eran tiempos de leyenda, de cartas muy detalladas dirigidas a los Reyes Magos repletas de deseos que luego no se llegaban a cumplir (Los camellos venían muy cargados de Oriente por los arenales), lo que aceptábamos sin rechistar?  Al final, nos conformábamos sin más con el caballito de cartón piedra que yo juraría haberlo visto por el desván de casa en otras ocasiones, el balón con válvula abultada que no era de "Reglamento", los guantes de lana, las rodilleras de fieltro y la visera para cuando nos tocaba jugar de portero? Sin duda eran otros tiempos, idealizados por la memoria?

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