OPINIóN
Actualizado 04/01/2016
Marta Maruenda

Algunas cosas se planean y salen, otras llegan sin opción a aceptarlas o rechazarlas. Sin embargo, no hay nada bueno ni malo, la clave está en la actitud con la que nos enfrentemos a lo que nos sucede.

Todo depende del cristal con el que se mire, y como a los españoles nos gusta tanto esto de comenzar el año con buenos propósitos, reorganizar nuestras vidas y empezar con buen pie; no se me ocurre nada más sencillo que esta reflexión.

¿No os habéis dado cuenta de que casi todo el mundo tiene unos propósitos similares? ¿Os habéis fijado que cuando nos los planteamos de un año para otro suelen repetirse? ¿Por qué será así? Nos planteamos los mismos una y otra vez porque no somos capaces de cumplirlos o porque, por nuestra forma de ser, se nos resisten. Sin embargo desearíamos ser así, madrugar más, perder menos el tiempo, hacer deporte, comer sano... Tenemos que aceptar que hay cosas que no se pueden cambiar sin querer generar un cambio de verdad.

¿Por qué en lugar de plantear tantos propósitos no pensamos en uno solo y hacemos todo lo posible para cumplirlo? Lo dice una que se ha planteado 12 y que a estas alturas, el primer lunes de enero, se sincera buscando la fuerza necesaria para poder cumplirlos todos, bueno, algunos...

Por eso, por miedo a no conseguirlos, tengo uno extra, guardado en la manga y que bien podría ser el pilar de todos los demás. Ver la vida con el cristal que tenga el filtro más bonito, con el que me haga ser mejor, con el que saque mi buen genio y mi mejor sonrisa. No es tanto lo que me suceda sino cómo yo responda a lo que suceda. De nada sirve desear feliz año, ¿para qué? no sabemos cómo va a ser, lo importante es tener una buena actitud, pase lo que tenga que pasar este nuevo año.

Feliz semana y... ¡a quererse mucho!

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