BRACAMONTE
Actualizado 01/01/2016
Redacción

Aldeaseca de la Frontera, Cantaracillo, Cantalpino, Macotera, Nava de Sotrobal, Rágama, Paradinas de San Juan y Villar de Gallimazo son algunas de las localidades en las que perdura este importante arte

Es sin duda la memoria silenciosa de un pasado con ricas vivencias del que hoy en día perduran sus más distinguidas huellas. El arte Mudéjar forma parte de la piel de la comarca de Peñaranda, siendo uno de sus tesoros más llamativos y a la vez menos reconocidos.

Se trata de un arte mestizo que nace de las manos de los musulmanes que vivieron en territorio cristiano en época de guerra, pero también de fértiles intercambios. Sería a finales del siglo XIV acababa la tolerancia religiosa y, en 1502, diez años después de la expulsión de los judíos, cuando se obligaba a los musulmanes a convertirse o marcharse de la península.

Sin duda las construcciones y el arte plasmado en la talla y policromía de la madera, conocida como la 'carpintería de lo blanco' son fieles reflejos de la plasticidad y virtuosismo creativo, cuya esencia podemos contemplar en multitud de localidades de la comarca.

A lo largo del territorio podemos encontrar templos de extraordinaria belleza y gran conservación que representan la esencia de la herencia artística que los árabes nos dejaron tras la reconquista, y que bien quedan reflejados en las construcciones de Aldeaseca de la Frontera, Cantalpino, Cantaracillo, Macotera, Nava de Sotrobal, Rágama, Paradinas de San Juan y Villar de Gallimazo.

Una de las señas más identificativas de este arte es el ladrillo macizo, utilizado en la gran mayoría de sus construcciones, lo que generaba muros ligeros, económicos y fácilmente decorables además de facilitar la realización de molduras, pilares, arquerías ciegas o frisos.

Un gran valor, potenciado por la Diputación de Salamanca, quien iniciaba en 2013 un plan de potenciación del turismo Mudéjar en las zonas de Peñaranda y Alba de Tormes y que, a nivel local, es defendido con fuerza desde la Oficina de Información Turística situada en la Plaza de España. Desde ahí, María Hernández, técnico especialista, asesora a los numerosos visitantes que se acercar a la ciudad, para que puedan descubrir los tesoros más desconocidos de  la comarca, tanto en lo arquitectónico como en lo artístico.

Desde este mismo lugar se organizar visitas, trazando los itinerarios y recorridos más acorde con las peticiones turísticas, enlazando Peñaranda con todas las localidades incluidas dentro de esta ruta, que contempla un importante recorrido que aúna los templos y el arte, comunicados por la historia común de su creación y los elementos entrelazados pero diferenciadores en cada uno de ellos.

Una ruta a trazar en la que el visitante puede encontrarse con obras tan destacadas como el coro y la armadura de la Iglesia de Cantaracillo, creaciones reconocidas entre lo mejor de la carpintería mudéjar de la provincia, la armadura conocida como 'Cielo de Macotera' dentro de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo en la villa ó la viga que soporta el coro de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Aldeaseca, tallada con motivos vegetales y geométricos y que bien pueden servir como ejemplo de la calidad de los muchos rincones que esconde este importante arte, luchado por los municipios para su conservación en el tiempo.

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