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OPINIóN
Actualizado 27/12/2015
Paco Blanco Prieto

El último guarnicionero salmantino baja la trapa de su taller donde la artesanía del cuero se hizo arte (GALERÍA DE FOTOS y VÍDEO)

No siempre el diccionario dispone de la palabra adecuada para expresar un sentimiento, como sucede con la gratitud que debemos al artesano Miguel Mangas, tras llevar 55 años asombrándonos con la artesanía de la piel salida de sus manos hasta el próximo miércoles día 31 que se corta con la "cuchilla de media luna" la vocación heredada de su padre, cuando en 1921 abrió el primer taller en la calle Zamora que ahora cierra en Álvaro Gil.

Cómo agradecerle las obras en cuero que nos ha brindado con sabiduría artesanal; sus cultos escaparates donde exponía piezas dignas de figurar un museo; el esfuerzo por botonizar nuestra charrería; su habilidad para restaurar una irrecuperable tapicería vehicular de 1908; y el noble empeño en batir con 200 puntadas por minuto el récord de su padre.

Nada de ello hubiera sido posible sin una vocación perseverante, obstinado amor al oficio, generosidad sin límites, afán constante de superación y pertinaz trabajo diario, todo ello acompañado de respeto, amabilidad, simpatía y disponibilidad a los clientes-amigos que hemos solicitado su ayuda y servicio.

Desaparecieron botijeros, lañadores, zurcidoras, afiladores, herreros, colchoneros, bordadoras, caldereros, molineros, lateros, aladreros, cesteros, hilanderas, esparteros, paragüeros,? y ahora se nos va el último guarnicionero salmantino que personalizaba nuestras carteras, decoraba monturas, perfilaba zajones y filigraneaba con arte inigualable peticiones imposibles.

Gracias, Miguel, por toda la pasión que nos has transmitido en las visitas al místico santuario artesanal donde has pasado la vida entre desfloradores, leznas, buriles, chiflas, troqueles, matacantos, renchidores, matulejos y patrones, siempre con tiempo para dedicarnos una sonrisa, darnos ideas sobre el proyecto que te llevábamos y cumpliendo el compromiso adquirido.

Cuando la guarnicionería Mangas baje la trapa el día 31, el recuerdo del artesano permanecerá con nosotros, junto a su entrega a los alumnos discapacitados con paciencia evangélica y fraternal dedicación, la grandeza de su pequeña tienda y los tropezones en el autoaprendizaje que le hicieron avanzar en la profesión hasta ser el más grande de los guarnicioneros salmantinos.

Paco Blanco Prieto

Información gráfica / Vídeo: Zoes

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