OPINIóN
Actualizado 27/12/2015
José Román Flecha
Este año ha estado marcado por la celebracion del Sínodo de Obispos sobre la Familia y por el inicio del Año Santo de la Misericordia. Han sido dos grandes eventos en la vida de la Iglesia. Pero no pueden quedar en eso. Seguramente los dos acontecimientos tienen algo que decir a nuestras familias cristianas.
El Sínodo ha analizado la situacion de la familia en el mundo de hoy, en el que se entrecruzan tantas ideas diversas sobre el amor y la fidelidad conyugal, sobre el matrimonio y el servicio a la vida. Ha sido una ocasión para preguntarnos cómo vivimos en familia. Y cómo anunciamos los valores de la familia cristiana.
El Año Santo de la Misericordia nos invita a implorar el perdón de Dios y a reconocer las misericordias de que ha inundado nuestra vida. Y nos invita también a impartir generosamente el perdón que recibimos de él y a practicar con asiduidad las obras de misericordia. También en estos dos aspectos, la familia ha de examinar su ser y su misión.
 
BÚSQUEDA Y ENCUENTRO
 
Conocemos bien el texto evangélico que se proclama en esta fiesta (Lc 2, 48-52). El episodio del Niño perdido  y hallado en el templo no es un relato sobre la travesura de  un adolescente. Menos aún es la noticia de un matrimonio que se desentiende de su hijo durante unos días.
Este relato es un anticipo de la pasión y muerte de Jesús, perdido y secuestrado por las autoridades del templo y encontrado al tercer día gracias a la intervención del Padre celestial. Es una meditación en la que sobresalen dos preguntas de Jesús.
-  "¿Por qué me buscabais? La categoría de la "búsqueda" es muy inmportante en la Biblia. También a nosotros se nos dirige esa pregunta de Jesús. ¿Sabemos en realidad por qué le buscamos? ¿No estaremos buscándonos a nosotros mismos?
-  "¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?" También esa pregunta nos interpela. ¿Sabemos en realidad dónde tiene que estar Jesús? ¿No lo situamos con frecuencia en el terreno de nuestros propios intereses?
 
ESPACIO PARA LA MISERICORDIA
 
La fiesta de la Sagrada Familia puede pasar inadvertida en medio de los festejos de la Navidad. Son muchas las cosas que atraen y ocupan nuestra atención. En este año jubilar de la misericordia, la fiesta de la Sagrada Familia debería tener para nosotros un carácter muy especial.
? La familia es una escuela donde se escucha con atención y se proclama con decisión y alegría la palabra de la misericordia.
? La familia es, además. un santuario donde se invoca en oración ese don y se celebra esa gracia del perdón.
? La familia es, finalmente, un taller en el que se trata de poner en práctica esa tarea y esa responsabilidad de la compasión.
- Señor Jesús, tú conoces bien las esperanzas y los fracasos de nuestras familias. En este día te pedimos ardientemente p
or nuestras familias humanas. Que en ellas todos puedan ir creciendo, como tú, en sabiduria, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres. Amén.
                                                        José-Román Flecha Andrés
PREPARACIÓN AL MATRIMONIO
 
Como base de la familia, el matrimonio es una institución que afecta de muchas maneras a toda la sociedad. Aun desde el punto de vista económico, es poco "rentable" la inestabilidad del matrimonio que se proyecta en la inseguridad de los hijos.
Más que en cualquier dedicación profesional, parece necesario prever una preparación adecuada para que los contrayentes puedan asumir con madurez y responsabilidad los derechos y deberes de la unión conyugal.
 Desde el punto de vista cristiano, el matrimonio no es solamente un compromiso social. Es una vocación. La referencia al Dios del amor y a la comunidad de la caridad es fundamental a la hora de dar el paso que ha de dar origen a una familia cristiana. Casarse en el Señor requiere una adecuada preparación.
En la exhortación Familiaris consortio, el papa San Juan Pablo II  nos decía que la Iglesia debe promover programas mejores y más intensos de preparación al matrimonio, "para eliminar lo más posible las dificultades en que se debaten tantos matrimonios, y más aún para favorecer positivamente el nacimiento y maduración de matrimonios logrados" (FC 66).
   Han pasado los años. Como se sabe el Papa Francisco convocó  una doble asamblea  del Sínodo de Obispos, para tratar  "La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo".  Al final de las sesiones sinodales, el día 24 de octubre de 2015 se hacía pública la relación que el Sínodo presentaba al Santo Padre Francisco.  
En ella se dice expresamente que la catequesis prematrimonial es parte integrante de la pastoral ordinaria de la Iglesia. Además, indica algunos temas concretos que han de abordarse en el proceso, sobre todo teniendo en cuenta algunas propuestas muy habituales que se repiten todos los días en la sociedad actual.
De ahí se deduce la exigencia de ampliar los temas formativos en los itinerarios prematrimoniales. Es evidente que han de ser concebidos como programas de formación en la fe y en el amor, integrados en el camino de la iniciación cristiana.
Según la relación sinodal, los cursos de preparación al matrimonio han de ser impartidos por parejas casadas que se consideren capaces de acompañar a los novios antes de las bodas y también en los primeros años de vida matrimonial. Esta dedicación de los matrimonios como guías de nuevas parejas es una forma de valorar el ministerio conyugal.  
La relación sinodal concluye afirmando que este reconocimiento pastoral del valor de las relaciones personales puede favorecer la apertura gradual de las mentes y de los corazones a la plenitud del plan de Dios (n.58).
Hace dos años, respondiendo a las preguntas que le habían formulado los jóvenes, el papa Francisco   afirmaba: "La «buena noticia» de la familia es una parte muy importante de la evangelización, que los cristianos pueden comunicar a todos, con el testimonio de la vida; y ya lo hacen, esto es evidente en las sociedades secularizadas".
 
   José-Román Flecha Andrés

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