Una vez pasadas (de momento) las melodías de las campañas electorales, parece que vuelve a escucharse de nuevo la música más característica de estas fechas, los villancicos.
Como ya he dicho en otras ocasiones, los villancicos fueron impulsados por la Iglesia para ser melodías con acompañamiento vocal de ámbito profano; letras que llegasen más a la gente y ablandasen sus corazones.
Es por eso que no puede entenderse el espíritu de la navidad sin los villancicos sonando en las plazas, ayuntamientos y, como no, en los establecimientos.
Quizá lo más característico de este género no sean precisamente las letras, que por otro lado, si nos parásemos a analizarlas veríamos que en ocasiones no tienen demasiado sentido (basta recordar: "pero mira como beben los peces en el río?", "yo me remendaba yo me remendé?", "en el portal de Belén hay estrellas, sol y luna?"), sino el sentimiento interior que nos transmiten. Son canciones con arraigo y que nos recuerdan a cuando éramos pequeños y nos juntábamos con toda la familia, muchos de ellos quizá hoy no estén con nosotros, pero la sensación de volver a casa seguirá siendo una sensación puramente navideña.
Felices Fiestas a todos y a todas.