"Ninguno de nosotros, está completo en el sólo" (V.Voolf)
Algo tiene este mes de Diciembre que nos hace sentir diferentes y, más aún cuando llegan los días que alumbran la Navidad. Lo cierto es que se percibe en el aire un ambiente distinto. Algo inexplicable para mucha gente, pero que les penetra poco a poco en el alma, en el corazón, e invade nuestro espíritu.
Es una euforia indefinible. Un afán de convivir con nuestro prójimo. Un desprendimiento desinteresado, que nos incita a obsequiar a los demás con nuestras virtudes libres de egoísmos.
El tiempo es frio. Frio sí; pero parece que de nuestro pecho brote una llama y el ansia de compartir nuestro calor humano con los demás.
Es, el espíritu de la Navidad. El espíritu de la Navidad, que flota en el ambiente, capaz de suavizar los más duros corazones. Un espíritu cálido que, nos hace percibir la razón principal de la existencia. -Un profundo sentimiento, de querer y ser querido-.
ESTACIONES
Si el tiempo ha de servirnos por medida: ¡Cuán grande es el árbol de la vida! Nacemos cuando el árbol enverdece en primavera, en muy mágica manera. Y, las frutas ponen rojas y redondas
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Si el tiempo ha de servirnos por medida: Llegara la estación del verano, y la leve flor veremos en fruta convertida, deleitando con dulzor a quien la espera. Tendido en el tapiz de la pradera.
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Si el tiempo ha de servirnos por medida: El Otoño vendrá, vestido de arreboles, y hasta en sus hojas caídas, se atesoran sus cien soles, hojas en descanso eterno, bajo la leve sabana de rocio.
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Si el tiempo ha de servirnos por medida: Contemplo desde el otero la cólera del invierno; arboles desnudos, dicen adiós, envueltos en la neblina que avanza incontenible. Se cubre de nieve la hojarasca, el hielo sobre el rio se hace eterno.
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¡Estaciones!... ¡Ciclo de la vida!... ¡Es el destino fatal!... Cuando celeste florece la azulina/, y el cielo azul refleja el mar/; llueve el agua cristalina, y el rio que huye, quiere regresar/. El sol eternamente se repite/, y la luna reiterase al volver/; Primavera de sí. misma entra al quite/. Verano su calor vuelve a encender/. Otoño insiste, invita a su convite/, y hasta el invierno perpetuo ansia ser/. Todo comienza y a la vez termina/. Acaba cuando quiere comenzar.
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El tiempo, tan sólo determina: Que hacia el final tenemos que marchar.