No hay derecho a olvidar que fuimos niños, que todos vivimos con ilusión y esperanza muchas navidades y que nuestros mayores fueron quienes se esforzaron por prender y avivar la llama de esa alegría navideña que hoy no todo el mundo tiene. No hay derecho a quejarse porque la Navidad se acerque, porque todo vuelva a empezar, porque los años pasen volando y siempre parezca diciembre otra vez.
Si no te ilusiona, si ya no te llena, si no tiene sentido para ti, piensa que quizás tengas a alguien cerca con el derecho a vivirla en plenitud con todo lo que esto significa. No hace falta ser niño para llenarse de emociones y creer en eso que llaman espíritu navideño.
Quisiera recordaros este mensaje inspirado en las palabras de Nuria Gutiérrez Martín, porque basta de excusas para no querer vivir estas fiestas, basta de disculparse por ello en nombre de los que ya no están. Precisamente fueron ellos los que nos enseñaron a vivirlas con emoción, y estarían orgullosos de vernos transmitir ese mensaje a los demás. Por ellos.
Felices fiestas y... ¡a quererse mucho!