Los vecinos de Tejares temen terminar el año sin el río Tormes
Diecisiete de diciembre. Se acerca el gran día que nos recuerda el nacimiento de aquella Luz que alumbró y alumbra el mundo, Jesús. Ese día en que los humanos celebramos y nos regalamos los unos a los otros. Todos contentos se preparan pues el día se acerca.
No todos; porque los vecinos de Tejares vemos desde hace tiempo que diciembre se acerca y el brazo del Tormes que pasa por nuestro barrio se va extinguiendo. Y que ese ramalazo de agua que vino hace unos días no era más que un espejismo para que olvidáramos lo que hace meses nos apesadumbra.
El mejor regalo para Tejares no sería un coche, o una batidora, o una pierna de cordero lechal, sino ver el agrietado lecho del río saciar su sed de agua. De Justicia, sería mejor decir. El río es el tema de conversación en la parada de autobús, en la carnicería de Alberto, en los portales... Pues claro, los vecinos van viendo que el día se acerca y falta algo. Porque se van a quedar sin regalo, de ese que nunca nos toca porque se lo llevan otras zonas más rentables. ¿Acaso no somos hijos de la misma ciudad? ¿Acaso no respiramos el mismo aire? ¿Acaso no pagamos nuestros impuestos?
Tejares es uno de los barrios más abandonados, olvidados y estigmatizados. Digo estigmatizados porque incluso algunas buenas gentes se niegan a pasar por aquí y comentan que este es un barrio peligroso, cuando sabemos que no es verdad, que esta tranquilidad y seguridad en la que estamos inmersos es envidiable; nunca pasa nada. Pero hoy sí queremos que pase, y mucho. Que vengan los expertos y solucionen el problema de esta sequedad que ya nos tiene hastiados de clamar y que no nos escuchen. Queremos formar parte de los planes de desarrollo de la ciudad.
Tejares existe. Es un barrio más de Salamanca, la ciudad de la cultura, de los saberes, de los monumentos, de los premios, de los encuentros, de la poesía, del arte... Queremos sumarnos a ese carro. No ser un barrio donde solo se visita en la época de elecciones y de procesiones. Se da un chupa-chups y "adiós, hasta la próxima".
Tejares es un barrio de gente que todos los días sale para prestar servicio en el Clínico, en la Universidad, los colegios, instituciones públicas, casas particulares. Que cada día sale para levantar y mantener el prestigio de esta ciudad. No queremos incordiar, ni criticar... Solo pedimos un poquito de agua para que las garzas, los vencejos, los cormoranes, patos salvajes, palomas, golondrinas sigan siendo el único patrimonio, aparte del Lazarillo, que tenemos los de Tejares.
Plugo para que sea así. Y que el uno de enero no amanezca con la vista de un parque sino con la de un río. Estamos en época de amor, de paz, de solidaridad...
Jaqueline Alencar