OPINIóN
Actualizado 15/12/2015
Luis Gutiérrez Barrio

El pasado sábado, día 12 de diciembre, Proyecto Hombre de Salamanca celebró el encuentro de Navidad. Allí se dieron cita los voluntarios, los terapeutas, los usuarios y sus familiares y amigos. En total, una gran familia para celebrar las fiestas más significativas del año.

Los usuarios, junto al equipo terapéutico, habían preparado una serie de actuaciones que hicieron las delicias de los asistentes; villancicos, cantados con mayor o menor fortuna, sketch alusivos a las fiestas que pronto celebraremos?, no faltó la lotería de Navidad con su peculiar bombo? todo fue muy bien recibido por el numerosos público que aplaudió y se rio a rabiar.

En el  sketch de la lotería, ¡oh casualidad! una de las bolas extraídas, tenía el número que juega Proyecto Hombre en el sorteo de este año. Con gran entusiasmo, la chica que cantaba los premios, gritó ¡Un millón de Euros! Y lo repitió y repitió hasta que su voz recorrió toda la sala. Ojala que este divertimento sea un buen presagio de lo que puede ocurrir el próximo día 22 de diciembre. Porque entre las risas, la diversión, la felicidad que se respiraba esa tarde, Manolo, nuestro querido Presidente, a la hora de hacer balance de lo ocurrido el año que se nos va, dejó muy claro que habíamos llegado al final del año, con grandes esfuerzos, que los dineros no se pueden estirar más, que a pesar de la ingeniería económica que los responsables de los cuartos hacen, las cuentas no cuadran, que las cifras de los gastos superan a las de los ingresos y eso no hay economista que lo cuadre. Al final, las cuentas, gracias a dios, se han cuadrado y hemos salvado este año 2015. Lo peor, es que para el año que empezamos ya, las previsiones son aún más desoladoras. Faltará algún ingreso importante y de momento no se ve la forma de cubrir esa ausencia de fondos. Todos estamos seguros y convencidos de que saldremos airosos de esta crisis que se alarga ya demasiado. No sabemos hasta dónde aguantará la cuerda, que las fuerza de Manolo, aun siendo muchas, son limitadas?

Cuando escuchaba este desolador balance, apenas podía dar crédito. ¿Cómo es posible que una sociedad se pueda permitir el dejar a instituciones como esta sin fondos para que lleven a cabo la importante labor que están realizando? ¿Cómo la sociedad, y de una forma especial sus instituciones, pueden mantenerse tan insensibles ante un problema humano de este calibre? Porque estamos hablando de personas, no son números de una estadística, son personas que sienten, que sufren, que están haciendo un enorme esfuerzo para salir del profundo hoyo en el que han caído.

Además, PH funciona bajo mínimos económicos. Porque un programa similar hecho por una entidad privada cuesta cinco o seis veces más. Esto es posible porque se hace un gran esfuerzo en conseguir fondos alimenticios en el Banco de Alimentos, o haciendo campañas de sensibilización, o vendiendo papeletas para el sorteo de Navidad o un viaje a Punta Cana, cedido por una importante empresa salmantina? Y con el amor, la sensibilidad y la profesionalidad del equipo terapéutico, que se entrega sin condiciones ni horario, cobrando un sueldo mísero, de esos que ahora, por desgracia, se consideran normales. 

Yo  no sé si es por ignorancia, por comodidad, por falta de información, por indolencia? o por otros sentimientos inconfesables hacía este colectivo, por lo que no se les presta la debida atención. Estoy seguro de que si la sociedad en general les conociera de verdad, dejando al margen los tópicos, si conviviera con ellos durante un tiempo, no digo que se instalen en la casa, simplemente que vengan, que hablen con ellos, que compartan unas horas, que les conozcan de verdad, sin que nadie se lo tenga que contar. Entonces, estoy seguro, de que su opinión cambiará, se dará cuenta de lo equivocado que estaba, verá que detrás de esos rostros, de esas noticias, que a veces nos muestran los medios, hay una persona, un corazón, y, en no pocas ocasiones, una tragedia. En definitiva, una persona que está pidiendo a gritos, muchas veces sin ellos mismos saberlo, que le ayuden, que quiere salir de ese profundo agujero, pero que no sabe cómo hacerlo.

Quien visite las dependencias, quien conviva, aunque solo sea por unas horas con la familia de PH, porque eso es lo que somos, una familia (con sus más y sus menos), verá el amor, el cariño, el respeto, no exento de la necesaria disciplina, con que se trata a estas personas. Pero, aunque todo esto suene como muy espiritual, para llevarlo a cabo hace falta algo tan prosaico como el dinero. La realidad es así y no podemos darle la espalda. No se puede hacer frente a los problemas sin enfrentarnos a esa cara desagradable.

Un plato, por mucho cariño, amor, fraternidad, amistad? que pongamos en él, nunca se llenará de sopa. Bien está cultivar el espíritu, pero el cuerpo también reclama su parte, y para dársela, es preciso llenar ese plato de sopa, para lo cual es imprescindible el dinero.

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