No se refiere "El topillo" a la rentabilidad de las inversiones públicas promovidas en los catorce años y medio que lleva presidiendo la Junta de Castilla y León, capítulo jalonado de fiascos político-financieros tan clamorosos con los del nuevo Hospital de Burgos, la Ciudad del Medio Ambiente de Soria o la adquisición de la "Perla Negra", por citar tan solo algunos de los pozos sin fondo donde han ido a parar decenas de millones de euros del erario de esta comunidad.
Para lo que tiene demostrada buena mano el ciudadano Juan VicenteHerrera es para la administración de su patrimonio particular. Al menos así se desprende de la declaración de bienes que, en aplicación de la Ley de Transparencia, aparece en el portal que la Junta ha dado en llamar "Gobierno Abierto". El patrimonio de Herrera era de dominio público desde febrero de 2013, cuando, al hilo del debate suscitado sobre los sueldos, bienes y rentas de los políticos españoles, decidió hacer públicas las declaraciones registradas tanto en la propia Junta como en las Cortes, poniendo a disposición del ciudadano que estuviera interesado su declaración de IRPF correspondiente a 2011.
Cuatro años después, el patrimonio inmobiliario del ciudadano que preside esta comunidad sigue siendo exactamente el mismo. Y también mantiene el mismo coche de entonces, un Audi A-4 de 1995 que a la fuerza tiene que estar como nuevo. Con respecto a aquella declaración de bienes, el saldo de sus cuentas corrientes ha mermado, ya que ha pasado de 81.005 a68.974 euros. Sin embargo, la que ha pegado todo un estirón ha sido su cartera de inversión. El montante global de la misma ha pasado de los 983.993 euros declarados en 2011 al 1.406.129 que figura en la última declaración de bienes, lo que supone un incremento nada menos que del 42,9 por ciento.
Dicho incremento acredita esa buena mano para las inversiones de Herrera, quien no en vano participó en la sociedad Renta 4 Burgos S.A. antes de fichar, allá por junio de 1992, como secretario general de la consejería de Economía y Hacienda. Algunos atribuyen esa habilidad para las finanzas a su hermano Francisco Javier, gestor de aquella franquicia, pero consta públicamente que algunas aventuras inversoras de este último no siempre han resultado exitosas.