Esta es una de las palabras claves de nuestra época, de las que más se han usado especialmente en este principio del siglo XXI. Y hemos de dejar constancia de ella. En latín "patera", que se pronunciaba "pátera", era una especie de vasija o plato de poco fondo que se empleaba en los sacrificios a los dioses. Hoy la "patera", (palabra que supongo recogerá el Diccionario de la RAE con este significado) es una embarcación de poco fondo, que se usa para navegar en condiciones precarias y llegar a las costas de Europa; consiguientemente también sirve para los sacrificios humanos al dios del mar (si no fuera irreverencia diríamos a Neptuno). Es decir que los que viajan en las pateras se ahogan con frecuencia en el mar que intentan atravesar. Son hombre, mujeres y niños, a veces nonatos, que venían huyendo de la guerra, del hambre y de la miseria de sus países y ahora están sepultados, por decirlo de alguna manera, en el fondo del mar o en el vientre de los peces que los han devorado. Trágico. Una tragedia que los hombres de hoy no sabemos evitar, y parece que en muchos casos no queremos, porque no ponemos todos los medios para que eso no suceda. Sin embargo algunos si lo intentan, contra viento y marea. Estos días me ha llegado la noticia de que los "Médicos sin fronteras" tienen tres buques en el Mediterráneo y están salvando a miles de personas que intentaban cruzar el mar hasta Europa y habían naufragado o estaban en inminente peligro de sucumbir. Esta es la cara "humana" de la Humanidad.