OPINIóN
Actualizado 11/12/2015
Luis Marcos del Pozo

Ahora que se lleva la transformación de los típicos mercados en espacios múltiples, donde lo mismo se compra un kilo de cebollas que te tomas un Gintonic, nos encontramos un mercadeo de voto en las mismas o parecidas circunstancias, no sabes si te comerás sushi o te tocara la berenjena y por el hueco equivocado.

En los diferentes puestos, unos hablan de casta sucia, otros, vienen sucios de casa, otros, aparentemente más limpios, algunos tiene goterones en la solapas aunque no los quieran ver y todos prometen y prometen, nos arreglan la vida.

Pero tengo la sensación que ninguno ha pensado que el buen gobierno ya nos fue legado por los sabios de los libros sagrados, por griegos, romanos u orientales. Lo que ellos decían y hacían entonces sirve para el periodo actual, la condición humana es la misma y su gran dependencia se llama honestidad.

Diversos autores,nos dejan improntas que en estos días cobran una importancia tan desmedida como la subida de precios antes de Navidad."Lo que deliran los gobernantes lo lloran los griegos"  decía Horacio y ni se confundió ni se confunde, solo hay que mirar sin cerrar los ojos. O aquella maravillosa cita de Confucio: "Saber lo que es justo y no hacerlo es la peor de las cobardías". "Los gobiernos democráticos se ven aniquilados por la desvergüenza de los demagogos" se despachó Aristóteles.

A día de hoy los dirigentes se preocupan más por escuchar a sus "asesores" y sus diatribas sobre su envoltorio  que seguir a su conciencia. Si siguieran las máximas de los grandes, nuestros sufrimientos serían mínimos.

Los dirigentes de los puestos, de esta gran pantomima, quieren captar la ansiada papeleta que les permita mantener sus estructuras autistas y antes de llegar al recuento nos venden bragas de tres perneras, zapatos con muelles y camisas anti arruga; promesas y discursos vacíos; olvidadizos de gestiones presentes y pretèritas. La situación económica y política de globalización nos coarta y nos sitúa al albur de los virus financieros  que minusvaloran la idiosincrasia local.

No estoy yo para  hacer un repaso de los candidatos, es perder el tiempo, y yo tengo poco. Lo ilustrativo es abundar en esa vacuidad de los discursos, de la falta de ideas. El vacuo espectáculo está a reventar de promesas y eslóganes surgidos desde su necesidad de llegar a la alternancia gubernativa.

El sistema ha puesto en marcha el engranaje del sufragio universal y como dice Errico Malatesta al respecto, "sigue siendo la herramienta mediante la cual los mercaderes del voto se arrogan la representatividad absoluta mediante el juego de las mayorías, para garantizar "su" derecho democrático."

Por cierto, ¿la colocación de los candidatos y el ángulo de cámara en el debate a cuatro ,no tenía ninguna manipulación? Que mal pensado soy, como siga así pasare los inviernos abrasándome en el infierno.

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