En mi época de bachiller, al cruzar el parque de la Alamedilla para ir al colegio, contemplaba diariamente aquel mundillo que proliferaba entre bancos y sombras. Junto a transeúntes y familias que acudían para comer las viandas traídas del pueblo y dejar pasar las horas de cierre del comercio, merodeaba más de una cuadrilla de sinvergüenzas dedicados a estafar algún ignorante con las famosas tres cartas, o las tres chapas y la bolita, los famosos "trileros". Para mí ya eran perfectamente conocidos, pero para el ignorante ?que ellos captaban inmediatamente- eran unos personajes a quienes creían poder descubrir fácilmente sus "trucos". El final, casi siempre, era el mismo, y eso precisamente me llevó más de una vez a dar la voz de alarma y salir corriendo. También recuerdo los famosos "charlatanes" y su especial habilidad para ofrecer sus artículos con aquella increíble fórmula de: "¡Oiga, se lo doy todo por cien. Qué digo cien, ni cien, ni cincuenta, ni diez, ni cinco; por un duro le doy la muñeca y, encima, le regalo, el lote con el frasco de colonia, la pluma estilográfica y la cachaba de caramelo. Pasen Señores, pasen!
Cuando ya creíamos que aquellos tiempos habían acabado, hete aquí que han vuelto, y los charlatanes ya no se conforman con la calle, también se valen de todos los medios de comunicación. Unas veces de uno en uno y otras veces en manada, aparecen en prensa, radio y televisión. Ahora lo que nos venden ?sería más apropiado decir lo que nos quieren comprar- es nuestro voto en las elecciones. Algunos ya son famosos porque llevan años dedicados a lo mismo; otros son nuevos en la plaza; pero, es curioso, todos emplean la misma fórmula. Y es que, como buenos charlatanes, se disputan la primacía a la hora de ofrecernos más que el oponente si les vendemos a ellos la burra ?nuestro voto-. Como, en el fondo, alguno se piensa que somos fáciles de embaucar, yo estoy dispuesto a no dejarme y, para ello, he decidido dar el primer paso. A pesar de la premura del tiempo, estoy dispuesto a crear un nuevo partido político -que se llamará SPD- para presentarme a estas elecciones y, si ganamos, por su simple voto, prometo que tendrá Ud. derecho a todo esto:
Si no estuviéramos hablando de una cosa tan seria, oyendo a muchos de nuestros políticos, tendríamos que echarnos a reír ? más a temblar- cuando la campaña, que para ellos dura 365 días, no ha hecho más que empezar. Sigo pensando que, a veces, se nos toma por imbéciles. De ahí mi obsesión de crear el nuevo partido SPD (Será Por Dinero) ¿Dónde están los políticos con sentido común y con "vergüenza torera"? A muchos les queda muy grande el traje. Con cuarenta años de democracia, ya no es fácil confundir al español de a pie, que, más que no creer en los políticos, lo que le sucede es que no cree a los políticos, y, un poco cansado, recuerda las palabras de Mio Cid: "Dios, que buen vasallo, si oviese buen señor".