Comenzó la noche del viernes la pegada de carteles de la campaña electoral, y todos los partidos se pusieron manos a la obra con gran presteza.
Aparecieron en los medios de comunicación las consabidas imágenes de los políticos trajeados colocando el primer cartel y diciendo las primeras palabras propagandísticas.
A la misma hora, en todos los puntos de España, sin trajes y sin destellos de focos encima, otros partidos de menos envergadura, pero con los mismos derechos y metas, se afanaban en conseguir voluntarios que ayudaran a realizar tan dura labor. Partidos que no disponen de los abultados presupuestos de que gozan los grandes para contratar a quienes hagan las pegadas.
Ellos mismos lo hacen. Después de su jornada laboral, y quitándose las horas de sueño necesarias para la del día siguiente, se embarcan en la tarea de colocar el reducido número de carteles que su también reducido presupuesto les permite. Se recorren las calles con el cubo y el cepillo, animados por la ilusión de colaborar con los suyos.
He tenido la ocasión de conocer de primera mano un hecho en nuestra ciudad, que puedo calificar de canallada, más que de simple vandalismo. A la mañana siguiente de haber realizado la pegada, uno de los sacrificados colaboradores de un partido, comunica a su grupo: Nos han quitado los carteles que pusimos anoche, no han dejado ni uno.. Padre Manjón, Museo del Comercio, Puerta Zamora, Alamedilla, Filiberto villalobos, Alfonso IX, Federico Anaya... Ni uno.
Y a mí me da que pensar que si han quitado todos esos carteles de ese partido, en tan diferentes lugares de la ciudad, no puede haber sido una simple gamberrada, ni siquiera un acto de vandalismo. Más bien me parece una acción orquestada contra ese partido político.
Obvia decir que con la misma ilusión que lo hicieran la noche anterior, volvieron a pegar carteles con el remanente que les quedaba.
No importan las siglas ni las ideologías; todos los partidos que participan en las elecciones son legales y democráticos, y no se puede hacer juego sucio contra ninguno de ellos. (Ley Orgánica 5/1.985 de 19 de junio del Régimen Electoral General, artículos 53 y siguientes).
Que se ataque tan indecentemente a cualquier partido con escasos medios, que paso a paso se va abriendo camino en el panorama político en una ciudad como Salamanca, que se recurra a echar por tierra el esfuerzo personal y económico que les supone participar en la campaña electoral, solo da lugar a que se cree la sospecha de que otros partidos temen que atraigan electores y les arañen los deseados votos.
Y recurrir a tan bajo método, tiene un nombre: canallada.