La encuestas del CIS publicada el pasado jueves concede el poder a los indecisos: el 41,6 % de los votantes no tiene decidido el voto. Ningún partido tendrá mayoría para gobernar y asistiremos a un nuevo ciclo político. Ciclo que se inició un día como hoy, 6 de diciembre de 1978, cuando hace 37 años los españoles refrendaron la Constitución. Aún no sabemos si arrancamos nueva etapa o cerramos la última de aquel ciclo iniciado con la constitución "del consenso".
Hace unos años Justino Sinova demostró que la gobernabilidad en España siempre depende de un millón de votos, una horquilla de ciudadanos que se sienten libres de los partidos, que se sitúan en posiciones de centro y que no viven apoltronados en el clientelismo partitocrático. Este dato es importante en los partidos viejos que ahora quieren hacer política nueva (PP, PSOE, IU, Compromis), y los partidos nuevos que van a la caza del indeterminado votante viejo (C'S, Podemos). La incertidumbre no se resolverá en términos de vieja o nueva política porque las coaliciones electorales surgidas de las pasadas elecciones autonómicas nos están mostrando que las "nuevas artes" políticas eran muy "viejas".
Una forma de cazar indecisos es gestionando medias verdades, es decir, dedicando todas las energías a la campaña electoral. En este sentido, los anal
istas consideran que esta campaña es decisiva y por eso nos meten a los candidatos en todos los programas televisivos o radiofónicos. Sabemos que son productos enlatados, teledirigidos y programados con verdades a medias. Las redes sociales se han sumado al juego de las medias verdades y forman parte de los aparatos de publicidad y propaganda.
Otra forma de reclutar indecisos la encontramos gestionando evidencias indiscutibles. La apelación al juego limpio y la gestión eficiente siguen siendo factores que determinan la decisión. Los electores siempre han penalizado la corrupción, el despilfarro y la opacidad. En este ámbito moral también se encuentran tres recursos determinantes. El primero son los interventores, ayudan a controlar el proceso. El segundo son las ambulancias y voluntarios de servicios sociales, muchos votos se juegan el mismo día de las elecciones y los acompañantes son determinantes. El tercero son los presupuestos. El pago de las nóminas, el puntual abono de las facturas contraídas por la administración y la persuasión presupuestaria siempre ha sido determinantes.
También los indecisos se cazan acudiendo a las certezas incuestionables de la práctica política. Los indecisos conocen la tozudez de la realidad frente a las ensoñaciones de los programas. Buscan la honestidad, la ejemplaridad y la sinceridad. Bienes escasos que cotizan al alza cuando el relato político introduce en la ciudadanía, aunque ahora coincida con la Navidad, una pizca, tan solo una pizca de esperanza.