En tiempo de crisis, todos hacemos esfuerzos, excepto una: la administración. Monta un negocio, ¿por qué no? La Administración, referente e impulsora, te anima a ello. Muchos flashes, aplausos, referencias en mítines, en leyes, en todo tipo de declaraciones públicas? todos para el autónomo. Alguien importante debe ser para que se le dedique tanto tiempo, no lo dudes, importante es. Titulares que se traducen en: no te creo nuevos impuestos, pero te subo los ya existentes, porque durante 7 años de crisis, se habla de apretarse el cinturón y de ser más eficaces, pero quien ha seguido pagando la fiesta han sido las pymes y emprendedores (autónomos) de este país.
Cuando hablamos de Administración y de poderes públicos sólo hablamos de recortes de salarios, derechos, menos personal, menos medios? Pero del autónomo no oirás esto, por el contrario, los emprendedores son los que proporcionan estos recursos careciendo de ellos, sin personal, sin horarios, sin salario, sin apoyo y aliento de aquellos a los que mantiene. Emprendedor no significa empresario.
La administración debe comprender que emprendedor no es aquel que proporciona una barra libre de impuestos, cargas, gravámenes e ingresos ilimitados. Éste es quien arriesga su vida para tener un trabajo, no para hacer dinero.
Hace algún tiempo, en una entrevista laboral no se podía preguntar por el salario, hoy, se dice, porque lo que no se debe preguntar son las horas de trabajo. Jóvenes formados y titulados, obviamente piensan en montar su empresa porque, si el medio es trabajar sin límites, mejor que sea para uno mismo. Ante esto, nuestros líderes quieren apoyar a los jóvenes, pero de manera indirecta han provocado la subida de alquileres, luz, carburantes, tasas e impuestos locales, de seguridad social y con un aliciente, nadie los verán en la calle haciendo huelga, porque es un lujo que no se pueden permitir: el no abrir la puerta de sus negocios.
El reflejo de lo que tienen que hacer muchos políticos: es absolutamente necesario, que antes de trabajar en lo público, se haya sido emprendedor, autónomo, porque para saber gestionar lo de todos, primero se debe gestionar lo propio. Haber trabajado sin desfallecer no sabiendo si su esfuerzo sirve para recoger los frutos del trabajo, no digamos sólo de aquel bien hecho. Ponganse en el lugar de aquellos que no tienen que elegir hoy día entre tiempo y salario, porque tienen todo, todo lo que estos emprendedores les proporcionan.
Con todo ello, se rompe la cadena de la lógica tradicional: emprendedor, empresario, lucro y éxito del que terceros sacan beneficio. Hoy, esfuerzo e ilusión del emprendedor, los terceros que sacan beneficio y, una vez más, ineficacia del mercado que hace que el dinero se diluya sin proveer reconocimiento a aquel que lo genera. Así, el empresario se queda en ese camino de baldosas amarillas que llevan a Oz.