Estos días, están sobre el tapete de la actualidad dos cuestiones que, en el fondo, guardan una mayor relación entre sí de lo que parece: la violencia de género que desgraciadamente sufren tantas mujeres en nuestra sociedad y los sin techo o sin hogar que pululan por las calles de todas nuestras ciudades, pese a que la anterior alcaldesa de Madrid quisiera convertirlos en más invisibles de lo que son.
La posición subalterna de las mujeres en la gran mayoría de las sociedades del mundo es uno de los atrasos que aún arrastra nuestra especie sobre la tierra. Lleva tal posición aparejada muchas cosas, entre ellas esas dos lacras insoportables que son la prostitución y el maltrato o violencia de género.
Y esas lacras, prostitución y violencia de género, son fruto de una preeminencia social masculina que lleva, implícitamente, consigo un menosprecio de la mujer y de su dignidad como ser humano. Ambas lacras están más relacionadas de lo que nos parece. Y son fruto de esa práctica del machismo (porque atribuirle la categoría de ideología es realzarlo mucho), impregnada hasta los tuétanos en las mentalidades masculinas.
Para el avance de la dignidad, tanto en el plano individual como social, hemos de erradicar de nuestro horizonte tales lacras: machismo, prostitución y violencia de género o maltrato masculino a la mujer. Si, por ejemplo, consideramos la esclavitud como algo erradicado de la perspectiva humana, al menos teóricamente, tendríamos que sentir repugnancia ante las tres lacras de las que hablamos, desgraciadamente tan vigentes y poderosas hoy entre nosotros. Pero nos queda a todos mucho camino que andar en pos de tales erradicaciones.
Ha tenido que venir el famoso actor norteamericano Richard Gere a presentar la película 'Invisibles', sobre los sin techo o sin hogar, para que los medios de comunicación pongan los focos sobre ese fenómeno ?de nuevo otra lacra? que nos asola y que es terrible expresión de las desigualdades sociales y de las marginaciones que sufren los excluidos, aquellos seres humanos que se encuentran en los eslabones más débiles de la sociedad.
Y menos mal que el famoso actor nos dice, desde fuera, verdades que, si se dijeran desde dentro, demonizarían a quien las dice. Le parece rechazable, como es lógico, el intento de la anterior alcaldesa madrileña de encerrar casi en la perrera a los sin techo, de hacerlos más invisibles aún. Y expresa mayor simpatía hacia la actitud de la nueva alcaldesa de la capital, sensible a tales tipos de marginación social.
Nuestra sociedad se asienta sobre estas insoportables lacras ?prostitución, machismo, violencia de género, existencia de los sin techo?, respira por ellas. La dignidad, ese valor que pusieron en el centro de la modernidad nuestros humanistas, nos está exigiendo a todos que nos transformemos y que transformemos el mundo, para que tales lacras desaparezcan de nuestro horizonte.
Fotografía: Jon Goukuiria