Cada mañana, al cruzar el puente camino de la oficina, volvía, como cuando era niño, a tejer sobre la niebla los sueños que no había sabido dormir en la noche.
Y en la media tarde, a su regreso, soltaba al aire los rotos.
Fotografías: El puente Enrique Estevan (1913) , próximo Bien de Interés Cultural de la ciudad de Salamanca. Pero para los que cada día lo cruzamos, siempre ha sido un Bien de Interés Querencial.