El mercado de fichajes políticos está abierto y no dejan de sorprender algunos. No seré yo quien juzgue las nuevas incorporaciones, porque sobre gustos es difícil opinar y cada cual tiene los suyos.
Está bien que haya renovación en las listas de aspirantes, incluso sería deseable que hubiera más, porque siguen repletas de nombres que se han aplastado en la poltrona y pasan las legislaturas sin haber dado señales de vida y de actividad. Si preguntáramos a los ciudadanos de cada provincia quiénes son sus representantes en el Congreso y el Senado habría suspenso general.
Sería bueno conocer los motivos que llevan a los partidos a incluir en las listas a sus candidatos. Lo ideal sería que las razones fueran de eficacia y verdadera vocación de servicio. Lo visto hasta la fecha, después de casi 40 años, es que se premia el servilismo, la obediencia ciega, la docilidad y pagar así con un futuro mejor a quien no ha destacado ? en tantos casos ? en la vida profesional. Aquí cabría decir aquello de "el que vale, vale y el que no para político". ¡Menudo momio, tú!
Personajes de vida pública, conocidos por su status social, que tantas veces dan la sensación de vivir al margen de los problemas sociales y que a ellos no les afectan, no son o no deberían ser un reclamo para los electores. El famoso que viva de su famoseo, para que no confunda el Parlamento con el plató de Sálvame. Es insultar a los electores, incluso a aquellos que les terminan votando, sin cuestionarse nada.
El político, que no debería hacer de la política su modus vivendi, sí debería ingresar en ella con un currículum de experiencia y gestión en algún campo profesional, al menos, para que su misión sea algo más que calentar un asiento, apretar el botón que le mandan, al tiempo que disfruta de beneficios y prebendas: nuevas tecnologías a la última, dietas, "kilométrico", inmunidad y buena jubilación.
En fin, es así como nos lo hacen ver quienes dicen ser nuestros salvadores. Porque alguno ? y no ha empezado la campaña ? nos está vendiendo el país de las maravillas, con Rajoy en el paro. Y Andalucía en caída libre. Allí no ha pasado nunca nada para este buen señor. La corrupción está en Madrid. Pues con ese diagnóstico pocas velas nos alumbrarían, si ganara. Menos mal ? y lo digo sólo por él ? que no va a ganar. Tendrán que seguir buscando a otro que tenga los pies en la tierra y mejor memoria o menos hipocresía. Para que algunos más le crean o le creamos.