Las reacciones de los antisistema a los atentados de París se resumen en no combatir el terrorismo con las armas sino con el diálogo y la empatía, como dijo la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena ("Para evitar este terrorismo y cualquiera es fundamental trabajar muchísimo en lo que siempre se debe trabajar, para la paz, y es en el diálogo y en buscar alternativas para hacer posible que haya una empatía..."). En las redes sociales han llovido los comentarios ?algunos comedidos y la mayoría destemplados? sugiriendo que vaya ella a dialogar con los responsables del yihadismo radical. Pues bien, esta ocurrencia no es del todo descabellada. Uno de los candidatos de Podemos a las próximas elecciones generales, Santiago Alba Rico, guionista de La Bola de Cristal, ha dicho que su partido es la única garantía de la seguridad física y jurídica de los españoles frente al Estado Islámico. Puesto que Carmena cree que tiene la receta, es lógico pedirles que sean consecuentes con sus ideas y la envíen a la cabeza de una delegación negociadora con el Estado Islámico.
Hay que considerar que esta señora ha sido juez (con experiencia en asuntos de terrorismo etarra) y se cree capacitada para arrostrar graves responsabilidades políticas (si no, no habría optado a la alcaldía de Madrid). Para la comisión negociadora podría contar con dos de sus actuales ayudantes, Guillermo Zapata (que aportaría unos toques de humor, siempre convenientes para distender la charla) y Rita Maestre (personaje ideal para hacer ver a los islamitas radicales lo malas que son las religiones y lo que se pierden al prohibir la exhibición de las tetas).
Si la derecha no fuese tan pacata y tan ignorante sobre el funcionamiento de la propaganda mediática, recurriría formalmente a propuestas como esa para poner en evidencia la obscenidad intelectual y moral del rancio comunismo podemita. Porque la exjuez Carmena debería saber que dos no dialogan si uno no quiere, y que cualquier negociación es inviable cuando "este uno" proclama la intención irrenunciable de destruir al otro. Porque los mandatos del Islam son incompatibles con nuestro sistema de costumbres, valores y libertades. Definitivamente, el diálogo es uno de los conceptos que (como los de democracia, solidaridad o igualdad) se están pudriendo por el mal uso y el permanente roce con la basura fanática y extremista.