La vida abre círculos sobre el bulevard. El humo traduce en un puesto de castañas la felina impaciencia de los automóviles. Cruzan ruedas rasgando el miedo de mis pies. Ancianos diabéticos, voces cristalinas. Los bancos son dóciles perros de madera mirando el paisaje. Niños que persiguen la paz de la luna. Entre los edificios la vida es un pájaro. Qué fragilidad de luz y hojarasca sobre mi corazón. Pienso en las bicicletas de mi infancia. Ayer, cuánto amor; en cambio, hoy cuánto frío.