OPINIóN
Actualizado 17/11/2015
El Topillo

Por si no fuera suficiente el desprestigio que se ha ganado a pulso el Senado como retiro dorado de políticos completamente amortizados, la composición final de las listas del PP por Castilla y León ha añadido nuevas paletadas de lodo político a la llamada Cámara Alta. No hace mucho advertiamos aquí que eran muchos los dinosaurios del PP que no se resignaban a caerse de las listas y, aunque han sido unos cuantos los que caido, ha habido otros que han encontrado en el Senado la tabla de salvación para seguir en el machito.

Ha sido finalmente el caso del inmarcesible Miguel Angel Cortés, quien después de siete elecciones consecutivas -desde 1.989, se dice pronto- encabezando la lista al Congreso por Valladolid, ha pasado a ser el numero uno de la candidatura al Senado, tratando de prolongar una carrera política que data del año 1983. Y otro tanto ha sucedido con el abulense SebastiánVázquez, asimismo trasmutado de la lista de la Cámara Baja a la de la Cámara Alta, dejando atrás once años como diputado del Congreso y otros once como presidente de la Diputacion provincial, cargo este último que además compatibilizó con el de la presidencia de la extinta Caja Ávila.

Otro que se ha cambiado de lista es Gonzalo Robles, a la sazón el decano de los cuneros apalancados en esta comunidad. Después de haber sido elegido diputado por Salamanca en todas las elecciones generales (ocho) celebradas desde 1986, Robles ahora encabeza ahora la lista del PP al Senado por dicha provincia.

Otra que cae al Senado (en este caso regresa porque ya estuvo) es la vallisoletana Arenales Serrano, quien, a falta de repetir en la lista del Congreso, ha conseguido in extremis volver a la de la Cámara Alta.También aspira a volver a ser senador -ya lo fue entre 2004 y 2008- el presidente provincial del PP de Salamanca, Javier Iglesias, con la particularidad de que opta a dicho escaño siendo presidente de la Diputación, concurrencia de cargos que hace muchos años que no se da en el PP.

Es cierto que, sin contar las bajas más o menos voluntarias de Celinda Sánchez, Antonio Vázquez y Ana Torme, en el trance han sucumbido dinosaurios como Santiago López Valdivielso, Antolín Sanz, Alfredo Prada, Julián Lanzarote, Isabel Jiménez, Carmen Luis Heras o Javier Santamaría, pero hablar de "renovación" cuando, además de los Cortés, Vázquez, Robles y Serrano, han sobrevivido los Jesús Posada, Dionisio García Carnero, Tomás Burgos, José María Bérmudez de Castro,Sandra Moneo, Alberto Gutierrez o Luis Áznar, resulta casi un sarcasmo.

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