OPINIóN
Actualizado 15/11/2015
Antonio Matilla

Dios es bueno y grande. Y su misericordia es eterna. (cf. Salmo 136,1). Nosotros somos un poco más pequeños, aunque llamados a ser santos, familiares de Dios, como hijos queridos, hijos en el Hijo por el Bautismo. Empresa harto difícil y un tanto pretenciosa con nuestras solas fuerzas; pero abordable en comunidad, en Iglesia doméstica, familiar, pequeña; y en Iglesia más grande, aunque todavía de dimensión humana, Iglesia local, Iglesia diocesana. Dios Padre no necesita computadora para tenernos fichados a todos y a cada uno y para sonreír o estar preocupado con nuestra historia particular.

Así es nuestra Iglesia diocesana de Salamanca: "Una Iglesia y miles de historias gracias a ti", como reza el lema de este año. La Iglesia, nuestra Iglesia, tiene muchos defectos, pero ella en sí misma es un signo: somos muy distintos unos de otros, pero entre nosotros se da, como en cada diócesis, el milagro de la unidad en la diversidad. ¿Cómo podemos colaborar cada uno, cada familia, cada Congregación Religiosa ?ochocientos años están celebrando los Dominicos-, Asociación, Hermandad, Cofradía, Movimiento, grupo, parroquia, Unidad Pastoral? De tres maneras: orando unos por otros, sin favoritismos ni acepción de personas; comprometiéndonos según nuestro carisma personal y comunitario asociado, apoyándonos en nuestras cualidades y posibilidades, sin escurrir el bulto; colaborando económicamente, porque la Iglesia es capaz de rentabilizar los escasos recursos que tiene para atender sus necesidades y, hoy en día, especialmente, las de los más pobres; pero al final, por muy bien que se administre el dinero, todo tiene un coste económico. De modo que gracias a nuestra oración, a nuestro compromiso y a nuestra colaboración económica, miles de historias de encuentro con Dios y con los hermanos, historias de salvación, se hacen posibles gracias a todos.

Esta Iglesia nuestra no está cerrada en las fronteras de la diócesis, sino abierta. Y, junto con muchas otras asociaciones y personas de buena voluntad, respetando las competencias de las administraciones, estamos dispuestos a acoger a los refugiados, a pesar de la indignación que nos provoca la ineficacia política de la Unión Europea y de muchos de los países que la componen.

Antonio Matilla, Sacerdote Diocesano

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >¿Cómo podemos colaborar con nuestra Iglesia diocesana?