En lo que va de año han ejecutado a más de cien condenados y en 2014 lo hicieron con 90 personas. De estos, a algunos no les ha servido como eximente ni ser menores de dieciocho años, ni sufrir algún tipo de discapacidad mental
Autor: José María Pindado. Activista de Amnistía Internacional
Empecemos con una cuestión de lógica elemental. Alguien coge, un buen día, y le da por delinquir. Pongamos que se carga a un vecino. Cómo es algo que no está bien , se mire por donde se mire, el estado lo detiene y lo mete en un proceso judicial para "resolver" el crimen. Hasta ahí todo bien. Ahora distingamos entre lo que debería ser y lo que, en algunos sitios, es.
Lo que debería ser: el individuo va a un juicio, donde, con todas las garantías a las que tiene derecho (y que, en el fondo, son esenciales para legitimar el proceso y validar la decisión acordada en él) se esclarece el suceso con objetividad e imparcialidad. Al final de ese juicio, en base a lo demostrado en él y lo prescrito en el sistema penal, se toma o no la decisión de una condena que deberá cumplir el reo y las condiciones de ésta. ¡Yuju! ¡La justicia ha funcionado! A otra cosa, mariposa.
Lo que, en algunos sitios, es: al paisano, de plano, lo encierras, que no se escape. Después, de una forma opaca (como mínimo) le arrancas una declaración inculpatoria. Con la declaración calentita, y como eje de toda la farsa, le sometes a un "juicio" prácticamente secreto en el que, además, apenas recibe asistencia ni letrada ni de ningún tipo. Un juicio así se avía pronto; por eso, al poco de empezar, das carpetazo al asunto con una condena que estaba bastante perfilada desde el principio. ¿Qué había hecho el acusado? Matar a un vecino. ¡Uy, uy, uy, uy?.! ¡Eso no! Para que escarmiente y no vuelva, le cargamos pena de muerte. Tiempo después el rey de turno (o presidente, o líder, o lo que sea?) ratifica esa pena de muerte. Todo termina cuando al prisionero lo llevan a la plaza del pueblo (es una manera de decir que el castigo es público) y lo decapitan (en este caso, sí que es literal la acción).
Retomemos lo de la lógica. Es muy coherente, con una línea argumental inquebrantable, eso de que si matas a alguien, el estado te mata. Pagar con lo mismo que has hecho, el ojo por ojo de toda la vida. Entonces, por la misma mecánica ¿Si te condenan por vender drogas, por ejemplo, qué deberías: comprar drogas? ¿Si robas un coche, te toca pagarle un coche a alguien? Por otro lado, si a mí me deslegitima asesinar a un congénere, cuando el estado me mate a mí ¿Sigue tan inmaculado como siempre?
En fin, supongo que son temas que se me escapan y que alguien con más cabeza que servidor entenderá. Hoy no estamos aquí para eso, estamos para hablar un poquito del segundo ejemplo, del "lo que, en algunos sitios, es".
¿A alguien le gustaría viajar atrás en el tiempo? ¿Si? Pues no es muy difícil. Caro puede, difícil no. Solamente hay que comprarse un billete de avión a Arabia Saudí y, cuando aterrice, estará en plena Edad Media. Una Edad Media peculiar, con pozos petrolíferos, centros comerciales, cochazos, desierto? ¡Detallitos! En el corazón del asunto, en lo más profundo de su esencia, andan igual que en el siglo XIII.
El hipotético caso del vecino asesinado de antes (con la segunda opción de enjuiciamiento), para Arabia Saudí es algo cotidiano. En lo que va de año han ejecutado a más de cien condenados y en 2014 lo hicieron con 90 personas. De estos, a algunos no les ha servido como eximente ni ser menores de dieciocho años, ni sufrir algún tipo de discapacidad mental. Los procesos se pueden sintetizar bastante bien en el ejemplo anterior (aunque sin guasa, que el tema no la tiene para nada). Respecto a las causas de condena a muerte, principalmente es por delitos de sangre, pero también hubo en 2014 ejecutados por delitos de drogas, secuestro, tortura, violación o (¡Atención! Que esto es medieval a un nivel máximo) brujería y hechicería. Los métodos de ejecución son principalmente fusilamiento (¡Ya han descubierto la pólvora! Por lo que se ve?) y decapitación (sin comentarios) públicos.
Seguro que ahora mismo te preguntas ¿Cómo esta gente puede hacer eso en pleno s. XXI y que nadie diga nada?. Pues por una cosita: petróleo. Si esto lo hiciese cualquier otro país "de segunda fila", le estarían cayendo palos por todos lados a nivel internacional. Pero Arabia Saudí es el amigo excéntrico que paga las copas, por eso se le pasan por alto sus "rarezas", como esta de la pena de muerte (e, igual o peor que el hecho en sí, el modo en que proceden con ella).
Aunque bueno, eso de que nadie dice nada no es del todo cierto. Desde Amnistía Internacional, con nuestros métodos de siempre (denuncia pública, presión?) intentamos dar a conocer la situación para erradicarla. También trabajamos con casos concretos intentando que no se ejecute la sentencia.
Este es el caso de Ali Mohammed Baqir al-Nimr y otros dos jóvenes activistas chiíes, detenidos cuando eran menores de edad tras haber participado en concentraciones en contra del gobierno. Los tres fueron detenidos en distintos momentos en 2012, cuando tenían todos menos de 18 años, y condenados a muerte en 2014. Actualmente, podrían ser ejecutados tan pronto como el rey saudí ratifique sus condenas. Para ello hay en pie una campaña de recogida de firmas.
Para más información sobre la pena de muerte en general y particularmente en Arabia Saudí:
https://www.es.amnesty.org/temas/pena-de-muerte/los-principales-ejecutores/arabia-saudi/
Si quieres colaborar con la causa de Ali Mohammed Baqir al-Nimr, puedes hacerlo en:
https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/arabia-pena-muerte-joven-oct15/