¿Te imaginas que el Rey, el 23-F, una vez efectuadas las consultas pertinentes, los despachos correspondientes y las llamadas de rigor, en lugar de dar las órdenes oportunas y salir en un discurso televisado cubierto con los detalles de Capitán General, hubiese esperado al día siguiente para presentar un Recurso de Inconstitucionalidad contra Tejero y compañía?.
Es verdad que en aquellos tiempos el golpe se realizó de frente, por las claras, con violencia y vestidos de uniforme y ahora es de forma ladina, despacio, jugando con las expresiones, la lengua de la que reniegan y manipulando el Derecho del Estado que perjuran, pero al fin y a la postre la situación no es muy diferente. Ambos son golpes de Estado que pretenden socavar la democracia firmemente constituida, las Leyes y el Ordenamiento jurídico en pos de una hipotética democracia popular, olvidando que ese tipo de democracia ya está inventada, ya sabemos en qué acaba y es conocido su resultado.
Democracia orgánica la llamaban en el pasado aquellos que hoy son dictadores irredentos, pues democracia popular tiene la misma lectura desde el otro lado de la tortilla y aún hay bobos que caen en sus redes y cuando escuchan sus soflamas se las creen y se creen que es en aras de la libertad. ¡Pero qué daño han hecho a la educación, por la que se pegaban con cualquiera!.
La clave de la libertad está en el Derecho, en el cumplimiento de la Ley, en el respeto a las normas y formas establecidas, cambiándolas por medio de los mecanismos establecidos y cada vez que un imbécil alardea de incumplir la Ley, o de que cumple sólo las leyes que a él le gustan, lo que hace es poner de relieve en primer lugar su ánimo dictatorial, en segundo lugar su inconsistencia intelectual y su mala educación, pero sobre todo la falta de interiorización de lo que supone la democracia, el respeto a las mayorías y a las minorías, a la libertad del otro en lo que no vulnera la propia.
Romper España, iniciar un camino de fractura no le puede salir gratis al golpista ni al inane que se queda mirando como las vacas al tren o simplemente farfulla para que otros, en otro momento, intenten reconstruir lo no defendido por él.