Hablarle a la sociedad salmantina del barrio de Buenos Aires, una vez más, es hablarle de algo muy conocido; y no digamos a los habitantes del propio barrio, cuando nos ponemos a plantear de nuevo situaciones nada agradables, y desde luego muy viejas, pero con toda la novedad de que continúan sucediendo cada día con más fuerza, con más cansancio y hastío y sobre todo con más incredulidad hacia quienes, ¿cuántas veces han prometido que ya!?.
La última promesa se concretaba "en el plazo de un mes" y ya han pasado dos. La penúltima promesa, (la última saldrá con inmediatez, ¡seguro!); la hizo el propio Consejero de Fomento a bombo y platillo en primeras páginas de los periódicos hace pocas semanas; pues que nadie crea que ha habido alguna novedad en el barrio en las medidas concretas para afrontar la problemática de viviendas o de narcotráfico; ¡nada de nada! Ni noticias.
Mientras todo esto sucede, es decir, sin suceder nada hacia el buen camino, las graves situaciones del día a día se suceden. El silencio tenso para que no salten "chispas" en las relaciones, ya de por sí inexistentes en la mayoría de los casos, se plantea como una necesidad para evitar lo peor; pero, un barrio no es para esto, ¿verdad?
Instituciones Públicas, ¿cuándo van a tomar de manera decidida su responsabilidad? ¿Piensan continuar dejando que el tiempo pase? ¿Lo que dicen en público se lo creen en privado? ¿Tienen decidido hacer algo? Permítannos que ya hayamos perdido gran parte de nuestra esperanza en sus promesas repetidas.
Este barrio necesita una transformación total; en sus infraestructuras, en la dispersión del gueto que se ha generado, en la desaparición de la violencia interna que acumula de todo tipo, en el freno decidido al negocio consentido del narcotráfico, en? todo esto lo saben muy bien ustedes, Responsables Institucionales. ¡Ojalá hicieran vida , solamente durante una semana, en alguno de sus bloques, si es que todavía no ven la urgencia o no se lo creen!.
Después de casi cinco generaciones relacionadas con el narcotráfico, ¿será posible crear las condiciones para recuperar sus vidas algunas de ellas?
Cuando estoy diciendo y expresando con rabia y dolor todo esto, pienso sobre todo en esa generación de personas mayores que estos días van a celebrar la fiesta de su asociación, pero no pueden hacerlo con la ilusión y la esperanza que pusieron en el año 1983 cuando llegaban, mucho más jóvenes, a este barrio. ¡Responsables de las Instituciones Públicas, todas las personas de este barrio, pero ellas y ellos en especial, se merecen otra respuesta al silencio, a las fotos o a las promesas que ya molestan, y mucho!