OPINIóN
Actualizado 09/11/2015
Sagrario Rollán

El tiempo invita a recluirse, a cerrar ventanas, a hibernar tal vez, la inercia de la vida arrastra sin piedad y sin remisión, los mayores trabajan de día, los jóvenes se divierten de noche. Los mismos gestos insulsos:  no es tolerancia,  es negligencia;   los mismos titulares de noticias:  no es información, es confusión; las mismas imágenes chillonas y ruidosas que ya no impactan a nadie:  no es sensibilidad herida,  es miedo al silencio. La compulsión  del dedito  patológico, perdón, tecnológico, ese apéndice colgado del dispositivo móvil:  no es enterarme, es agarrarme al vacío de?, un dedito en el aire que ya no sabe significar ni escribir. 

El malestar en la cultura (Freud dixit), la rutina,  la repetición. El aburrimiento y el aborregamiento, todo invita a la caverna, como los prisionero del mito de Platón, a adentrarse más y más en la ficción, en la máscara,  en la noche letal y embrionaria, donde nada pasa, solo un suave flotar líquido y anestesiado,  a ver procesionar sombras, o que las sombras nos adormezcan, pues la realidad es dura, mientras que las sombras suaves y hechizantes, como una piel sintética nos  arropan  el pellejo, nos ablandan el hueso. Estiremos las arrugas, desperecemos la lengua, vociferemos nuestro descontento  desde el soberano apalancamiento  de quien no tiene nada (significante) que decir, de quien mira del revés y hacia a atrás, desde la engañosa felicidad de "la república independiente de mi casa", perfectamente  amueblada de idiotez (en el sentido etimológico)

Pero ¿de verdad vivimos,  vegetamos o dormitamos?

Quizás si encendemos la lámpara,  como Diógenes en busca de un hombre honesto, todavía hallemos  esperanza en esos jóvenes que se ilusionan con su estreno en la universidad (a pesar de la necedad de las novatadas), con su comienzo del  bachillerato (a pesar de los recortes económicos, curriculares y metafísicos), con el descubrimiento de una asignatura nueva, que les da herramientas para pensar, en vez de embutir sus neuronas con saberes altamente saturados de prejuicios, de intereses creados,  competitividad y  deseo de ganancia.

Hace algunos años se inició en el IES "Mateo Hernández" un foro de reflexión original y novedoso entonces, con María Tardón Vigil (http://lacafeterafilosofica.blogspot.com.es/), y Jorge Sánchez - Manjavacas (http://www.koinefilosofica.org/), denominado Café filosófico. Ese proyecto que estos jóvenes licenciados en filosofía - eternos preparadores de oposiciones que nunca se convocaban-  alentaron entonces y difundieron en varios espacios y círculos no académicos, como cafés, bares, asociaciones de Salamanca etc.,  ha prendido y se va haciendo mayor:  ahora dos antiguos alumnos del  IES "Mateo Hernández" han tomado el relevo e iniciado otra andadura.

Su proyecto Café filosófico arrancaba la pasada semana en la Biblioteca Torrente Ballester (http://cafefilosoficodesalamanca.blogspot.com.es/2015/11/primer-cafe-filosofico-la-influencia.html), con una veintena de personas, mayormente estudiantes y algunos profesores , así como otros usuarios de la biblioteca que acudieron a la invitación  para pensar y  dialogar sobre el papel del arte y la poesía en la sociedad actual.

Álvaro Serrano  y Luis Francisco Espinosa, alumnos primerizos en las Facultades de Matemáticas y de Informática respectivamente dieron muestras de su saber hacer uso de la razón, al modo de Descartes,  pues con él suscriben que el sentido común es la cosa mejor repartida del mundo, mientras  acuerdan con el maestro Popper que todos los hombres y todas las mujeres son filósofos. Ellos nos despabilan,  como Platón, y nos recuerdan que para buscar la sabiduría, se requiere al menos salir de la caverna.

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