OPINIóN
Actualizado 08/11/2015
José Luis Puerto

Los iluminados nos amenazan ahora con un "Libro blanco" sobre la educación, en el que todas las novedades consisten en "vigilar y castigar" a los docentes (utilizamos, entrecomillado, el significativo título del filósofo francés Michel Foucalt). Menuda novedad, menudo progreso.

   No quieren un pacto social por la educación, tan necesario en España, para que de verdad avancemos en un campo tan esencial para el progreso social y civil de todos, y ahora amenazan al profesorado (maestros y docentes de secundaria) con bajar o subir el sueldo según den las clases, y con grabarlas con cámara oculta. Porque tienen vocación de Gran Hermano (figura de lo dictatorial que creara en 1984 el narrador inglés George Orwell). Para tales iluminados todo ha de estar sometido a su Gran Ojo invisible. Desprecian la libertad en cualquier campo de la vida: la libertad de cátedra que conocen las constituciones de cualquier país democrático, y la libertad de conciencia, que da lugar a ciudadanos críticos, que esa es la tarea de verdad de la educación, formar ciudadanos críticos.

   Y lo reducen todo a dar más o menos sueldo a los docentes, según sean "buenos" o "malos". ¿Por qué no se lo aplican ellos mismos y veríamos a ver con qué sueldo se quedaban? ¿Por qué no se graban ellos mismos y sus labores y tareas?

   Quienes hemos sido docentes (y nosotros, particularmente, hemos ejercido la cátedra en lo que ahora se llama enseñanza secundaria a lo largo de treinta y siete cursos) sabemos, desde dentro, que esas no son las soluciones.

   ¿Cómo se puede comparar un aula con alumnos de minorías étnicas e inmigrantes, con otra de alumnos normalizados de la sociedad española? ¿Cómo se pueden comparar centros rurales y urbanos? ¿Cómo se pueden comparar institutos y escuelas del centro de las ciudades con los de las periferias de las mismas?

   El verdadero libro blanco que se necesitaría en educación pasaría por considerar la realidad educativa española desde otros puntos de vista, pasaría por dotarla mejor y no por recortar sin piedad (escuchaba el otro día en la radio que el presupuesto español de educación, de tan recortado, ha descendido hasta el del año 1988), pasaría por tener en cuenta las nuevas realidades que vive la sociedad española, pasaría por... otras distintas realidades; y, sobre todo, por un pacto social, por la educación, que nos libre de los continuos bandazos a que los vaivenes políticos de turno la han sometido a lo largo de la democracia.

   Pero nunca podrá pasar por esas "geniales" ocurrencias de los iluminados, que todo parecen quererlo cifrar en "vigilar y castigar" a los docentes; profesionales, por lo general, muy comprometidos ?lo decimos desde dentro? con su tarea y que apuestan siempre, en cada momento, por el progreso educativo y humano de los niños, adolescentes y jóvenes.

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