OPINIóN
Actualizado 06/11/2015
Juan Robles

Estamos ya en pleno curso escolar, superadas incluso las jornadas del halloween. ¿Qué escuela tenemos? ¿Qué escuela queremos? Estamos preocupados por el fracaso escolar, porque nuestros estudiantes al terminar sus carreras tienen que salir al extranjero si quieren encontrar un puesto de trabajo que, por muy bien preparados que estén, y lo están, no pueden encontrar aquí.

Y, por otro lado, nuestros profesores están sobrepasados por el número y la falta de calidad de sus alumnos; incluso por las amenazas y falta de educación y respeto de sus estudiantes. Y los padres echándoles las culpas del fracaso de sus hijos en el currículo escolar.

Y cada dos cursos, o lo sumo cuatro, nos encontramos con la imposición de una nueva ley de educación, que no introduce más que desconcierto, desorientación y sobrecarga para los mismos escolares y, sobre todo, para el profesorado. Que, por otra parte, permanece al margen de las propuestas legales y no son consultados de cara a la orientación de los cambios legales a introducir.

Y todo el mundo reclamando un pacto de estado sobre el tema de la educación. ¿Será posible que algún día se llegue a ese pacto común de las leyes escolares? Nos alegramos de que el nuevo ministro de educación haya encargado un libro blanco del profesorado al filósofo, ensayista, pedagogo y, sobre todo, profesor José Antonio Marina. Ojalá dicho libro blanco concite la participación mayoritaria de gran número de profesores, pues en su preparación, orientación, respeto, valoración, reconocimiento, apoyo económico y entrega a la vocación es donde nos estamos jugando la calidad verdadera de toda nuestra enseñanza.

No sabemos si, con las perentorias cuestiones de la política y los retos de la cuestión catalana, y con la proximidad de las elecciones generales que están ya ahí a la vuelta de la esquina, podrá quedar tranquilidad y tiempo para dedicarse a la correcta orientación en nuestro país de la educación del futuro. Y, sin embargo, cómo nos gustaría ver en los programas y propuestas de los partidos políticos un puesto destacado para el tema trascendental de la educación, en la que se centra gran parte de nuestro futuro.

Y no interesa tanto la discusión de si la asignatura de religión sí o si la asignatura de religión no, si dentro o fuera del currículo escolar. Por cierto que preguntado expresamente el profesor Marina sobre este tema, manifestó su opinión de que el tema de la religión, o más bien de las religiones, esté incluido dentro del currículo escolar. Sería un estudio de la historia o de la realidad de las diversas religiones.

E igualmente sería bueno superar las diversas orientaciones ideológicas particulares, y encontrar un acuerdo en los conocimientos comunes a proponer en el nivel de todas las etapas escolares.

Señores políticos: empiecen a preocuparse seriamente por la construcción de un pacto escolar de todos los partidos y entes sociológicos de nuestro país. España lo necesita. Los niños y los jóvenes de nuestro futuro lo exigen con todo derecho. Política sí, pero, sobre todo, alta política. Y no cortedad de miras insoportables. Antes o después de las elecciones generales, no dejen pasar el tiempo y perder la ocasión de una solución educativa común. Ojalá que, aun los de edad avanzada, podamos contemplarlo.

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