TOROS
Actualizado 05/11/2015
cultoro.com

El novillero que ha sorprendido a Salamanca ganando el Zapato de Oro desgrana lo que ha sido una temporada basada, ante todo, en cuatro actuaciones con sustento en Madrid

Salamanca está de enhorabuena: tiene torero. Allá en la Fuente de San Esteban ha crecido un Alejandro Marcos que, en 2015, le ha dicho al mundo que quiere entregarse a la profesión más bella. Y se lo ha dicho como se dicen las cosas en la Fiesta: toreando, sintiéndose importante en su escalafón y rompiendo el alma hacia fuera. Así, Marcos se ha alzado con el premio novilleril más importante del que puede gozar un torero menor, el Zapato de Oro.

"Ha sido un golpe de moral y de motivación muy bueno. Hacía falta un triunfo así en un sitio de relevancia para que la gente, aparte de hablar de mí, conociera mis triunfos", señala Alejandro sobre la actuación septembrina en el Arnedo Arena. Le hizo merecedor del Zapato de Oro tras una rotunda actuación en la que "me vi muy conectado con el aficionado riojano. Al primer novillo le faltó humillar, pero lo entendí despacio; el segundo fue bravo, codicioso, exigente y la gente vio el esfuerzo que hice con él".

También en su tierra, Salamanca, y con La Glorieta por testigo, Marcos hizo el toreo en la novillada de la Feria. Lo reconoció su afición paisana y eso, a un torero, tiene que llenarle el corazón. "Me llené ese día de felicidad y mucha moral. Me sentí muy feliz con la gente de Salamanca, con toda la afición que siempre ha estado a mi lado, con todos los ganaderos que me han abierto sus puertas y con esa plaza tan maravillosa. Fue una tarde en la que me responsabilicé y me hizo pasar muchos nervios".

Sabe que su concepto ha experimentado una evolución lógica de la que el aficionado de a pie se ha percatado perfectamente. "Creo que cada día siento más profundo el toreo, aunque poco a poco me iré acercando a lo que sueño. No es fácil expresar lo que llevas dentro y, aunque al principio quieres hacer muchas cosas delante de la cara del toro, ninguna sale como quieres, por lo que poco a poco tienes que ir marcándote metas y consiguiéndolas", señala el joven.

El maestro Juan José sigue a su lado. Lo estuvo de niño en la Fuente de San Esteban, prosiguió junto a él en la Escuela de Salamanca y ahora lo acompaña diariamente en los entrenamientos en su propia localidad. Ninguno de los dos se da por vencido para mirar siempre adelante. "Me da muchos consejos, pero sobre todo me repite muchas veces que lo que le dé al toro, el toro me lo devolverá. Para él, el entrenamiento es muy importante y su acompañamiento es clave para el aprendizaje diario".

En la última actuación venteña no le salieron las cosas a Alejandro debido a una descastada novillada de El Torreón. Pero ese día no resume su trayectoria madrileña, pues se ha ganado por méritos propios repetir hasta en cuatro ocasiones en el coso de la calle de Alcalá. "De Madrid me quedo con eso, con haber ido esas tardes. Me quedo con no haberle dicho que no a esa plaza porque sé que el aficionado me espera. Aunque nada ha salido como yo soñaba, creo que la empresa ha tenido la suficiente sensibilidad como para repetirme después de ver el esfuerzo en el ruedo".

Hace tres semanas debutó en México, en la localidad de Cinco Villas, desgraciadamente con un lote que no valió, pero logró acoplarse a la embestida azteca. "Mi lote no regaló nada, pero comprendí cómo se mueve ese animal, cómo hay que ofrecerle los toques y cómo hay que plantearle las faenas. Me sirvió mucho".

Sobre la asignatura pendiente que se lleva al invierno, "queda trabajar mucho con la mano derecha y, sobre todo, de capote. Todos los errores del día a día hay que subsanarlos". Sobre el planteamiento del 2016, Marcos comenta a CULTORO que "no quiero pensar todavía en la alternativa porque creo que el Zapato de Oro tiene que servir para acabar de novillero con una carrera importante", rubrica.

 

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