OPINIóN
Actualizado 04/11/2015
José Luis Zarza

La mejor manera de acabar con la prostitución es no utilizarla.

Parece que en algunos programas de partidos políticos aparece la promesa de la legalización de la prostitución si consiguen el poder. Solo mencionarlo ya se le ha echado encima el resto de partidos del abanico parlamentario y de los que, no estando en él, procuran acceder al mismo.

Pura hipocresía. La prostitución existe porque hay personas que demandan sus servicios, ya sean hombres o mujeres los objetos pasivos o activos de dicha prostitución. Pero existe de una manera alegal y perfectamente consentida por una sociedad que se escandaliza fácilmente ante temas de sexo que son evidentes y cotidianos. Véase lo que ocurre con el aborto, que hace más de cincuenta años viene practicándose, a veces con alto riesgo para la mujer por mor de las circunstancias legales que lo envuelven; curiosamente las voces más críticas contra su legalización son aquellas que envían a sus hijas a abortar a clínicas, generalmente de Londres, cuando las "niñas" han tenido un "desliz".

Pura hipocresía. Algunas personas bienintencionadas abogan por la desaparición de la prostitución, por aquello de la degradación de la persona al permitir el uso de su cuerpo para el placer del otro. Respetable, pero mientras eso ocurre ¿qué hacemos con la prostitución? Otros se amparan en la comisión de delitos en torno a esa actividad, como puede ser el proxenetismo, la trata de personas, el secuestro, el engaño y, desde luego, la explotación. Pues bien, los que somos defensores de la legalización de la prostitución estamos en contra del delito y hablamos de la prostitución ejercida desde la libertad individual y, precisamente para evitar parte de esos delitos, abogamos por su legalización.

Pura hipocresía. La mejor defensa de las personas que ejercen la prostitución es permitirles un marco legal para su ejercicio que las ampare de caer en las redes de proxenetismo con todo lo que ello implica. Permitirles una actividad legal que las incluya en el régimen laboral de autónomos o en el régimen general, ya trabajen para ellas o lo hagan para una empresa ajena, lo que les permitiría tener acceso a todas las ventajas que ello conlleva: sanidad pública, prestaciones sociales durante la vida laboral, jubilación y todos aquellos derechas que la Ley otorga a cualquier trabajador.

Pura hipocresía, pues la mejor manera de acabar con la prostitución es no utilizarla, si queremos acabar con ella, dejemos de hacerlo. 

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