Estoy de paseo con los perros. Por el campo. Sin ninguna prisa. Como siempre. Una pareja de milanos reales, Milvus milvus, se levanta a nuestro paso. Marnie y Luca siguen a lo suyo: ella, corriendo, es galga; él, oliendo rastros, es macho. Me tumbo en el suelo. La tierra está húmeda, da igual. Saco los prismáticos de la funda. Observo las evoluciones de estas "cometas vivas": red kyte, llaman en inglés a estos milanos. Flotan en el aire, sin apenas mover las alas. Hacen requiebros, juegan entre ellos. La humedad cala. Tengo que levantarme. Se alejan poco a poco, haciendo círculos mientras se elevan.
Queda mucho para que las poblaciones vuelvan a los niveles existentes en la década de 1990, pero estamos asistiendo a una lenta recuperación, como pone de manifiesto el último censo, hecho público por Sociedad Española de Ornitología, SEO-BirdLife, habiendo crecido un 15% el número de parejas reproductoras respecto al censo anterior [http://bit.ly/1RmwNIK].
Una especie que es fácilmente identificable por su cola, ahorquillada, en marcada forma de "V", y por su pecho de color rojizo anaranjado, y que, en nuestra provincia, no es difícil de ver. Su colega, el milano negro, es muy similar pero, como su propio nombre indica, el pecho es oscuro y la "V" de la cola, menos pronunciada, pero con la misma agilidad y elegancia en vuelo.
Observar "un picado", y que tenga éxito, es un espectáculo que no tiene precio. Observar la velocidad a la que llega el pájaro a ras de suelo e, inmediatamente, verle levantarse con un topillo, por ejemplo, entre las garras es algo que emociona a cualquiera, incluso sin conocimientos ornitológicos. Numerosas son las causas que influyen negativamente en estas poblaciones, pero sobresalen las que tienen como causa los envenenamientos, sean mediante cebos o por el uso de venenos para otras especies: roedores u otros zoosanitarios. En todo caso, la próxima vez que veáis una pareja de milanos en vuelo, sentaros tranquilamente a ver sus juegos, es una buena conexión? mejor que la del wifi.